De las diversas formas de organización del poder político democrático, el sistema parlamentario es el modelo predominante, especialmente en Europa. A diferencia de los sistemas presidencialistas, donde el jefe del ejecutivo es elegido directamente por los ciudadanos y existe una separación más rígida de poderes, el sistema parlamentario se basa en una íntima conexión e interdependencia entre el poder legislativo y el ejecutivo.
Este modelo, que tiene su origen en la historia política británica, se articula en torno a una idea: el Gobierno emana del Parlamento, es responsable ante él y necesita de su confianza para poder gobernar. En este artículo navegamos entre los elementos que definen al sistema parlamentario, su contexto histórico, la estructura de las Cámaras, las funciones del parlamento y las herramientas de control que garantizan el equilibrio entre los poderes.
Tabla de Contenidos
Elementos del sistema parlamentario
Un sistema parlamentario se define por una serie de características institucionales. Estos elementos se pueden clasificar en dos grandes grupos (Espinosa, 2020): los que regulan la relación entre el poder ejecutivo y el legislativo, y los que definen la organización interna de dichos poderes.
Relación entre el poder ejecutivo y el legislativo
- El jefe de Estado es distinto del jefe de gobierno: El ejecutivo es dual. Por un lado, existe un jefe de Estado (un monarca o un presidente) con funciones principalmente simbólicas y de arbitraje. Por otro, está el jefe de gobierno (primer ministro, presidente de gobierno), que dirige el poder ejecutivo y ejerce tareas de gobierno.
- El Gobierno emana del Parlamento: El jefe de gobierno y su gabinete no son elegidos directamente por los ciudadanos, sino que obtienen su legitimidad de la confianza del Parlamento. Esto se denomina elección indirecta; los ciudadanos eligen a sus representantes para la Cámara Baja y esta, a través de un proceso de investidura, elige al primer ministro.
- Responsabilidad política ante el Parlamento: El Gobierno depende de la confianza del Parlamento para mantenerse en el poder. A través de mecanismos como la moción de censura, el legislativo puede obligar al gobierno a dimitir.
- El ejecutivo puede disolver el Parlamento: Como contrapeso a la responsabilidad parlamentaria, el jefe de gobierno suele tener la facultad de disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas.
Organización interna de los poderes
- El poder ejecutivo es dual: Como consecuencia de la distinción anterior, las funciones del ejecutivo se dividen. El jefe de Estado encarna la unidad y permanencia del Estado, mientras que el jefe de gobierno se ocupa de la dirección política cotidiana.
- El gabinete es un órgano colegiado: Las decisiones del ejecutivo se toman de forma colectiva en el consejo de ministros, que está liderado por el jefe de gobierno. Normalmente es el jefe de gobierno quién designa a sus ministros y puede cesarlos en cualquier momento, aunque esto no se cumple en el caso contrario, el único poder que puede destituir al jefe de gobierno es el Parlamento.
- El Parlamento es soberano: Es la institución central del sistema. De él emana el poder ejecutivo y ante él es responsable, convirtiéndose en el eje de la vida política.
- El jefe de gobierno como líder del partido mayoritario: Aunque no es una regla escrita, en la práctica el jefe de gobierno es casi siempre el líder del partido o de la coalición que ostenta la mayoría en el Parlamento, lo que asegura una conexión directa entre la voluntad de la cámara y la acción del gobierno (Espinoza, 2020). Es importante recalcar que no es un requisito obligatorio, aunque suele ser el habitual, lo único necesario para investir a un jefe de gobierno es una mayoría absoluta en una investidura.
Contexto histórico
El sistema parlamentario es el resultado de una evolución histórica gradual que tuvo lugar principalmente en Gran Bretaña. Este proceso, no fue «inventado», sino que «se encontró» a través de un largo proceso de prueba y error (Sartori, 1994). Surgió del conflicto secular entre la Corona, que buscaba mantener su poder absoluto, y el Parlamento, que luchaba por limitarlo.
Esta pugna comenzó en la Edad Media, con hitos como la Carta Magna de 1215, que por primera vez sometió al rey a ciertas leyes. Inicialmente, el Parlamento era una institución que el monarca convocaba principalmente para solicitar fondos y aprobar impuestos. Sin embargo, esta dependencia financiera se convirtió en su principal palanca de poder: a cambio de dinero, el Parlamento fue arrancando progresivamente competencias legislativas a la Corona.
El punto de inflexión fue la Revolución Gloriosa de 1688, que consolidó la supremacía definitiva del Parlamento y estableció las bases de la monarquía constitucional con la Declaración de Derechos (Bill of Rights) de 1689. A partir de entonces, el poder del monarca quedó subordinado a las leyes del Parlamento.
Durante el siglo XVIII, esta relación continuó evolucionando. Se afianzó la práctica de que el rey debía nombrar como ministros a personas que contaran con el apoyo de la mayoría parlamentaria, ya que un gabinete sin ese respaldo no podía gobernar. Nació así la figura del Primer Ministro como líder del gabinete y principal nexo entre el monarca y el Parlamento. Este modelo de monarquía parlamentaria, donde «el rey reina pero no gobierna«, se convirtió en el referente para la mayoría de las democracias europeas (Espinoza, 2020).
Estructura de las Cámaras
La mayoría de los sistemas parlamentarios, aunque no todos, son bicamerales, es decir, su poder legislativo está compuesto por dos cámaras: una Cámara Baja (como el Congreso de los Diputados en España o la Cámara de los Comunes en Reino Unido) y una Cámara Alta (Senado o Cámara de los Lores). La existencia de dos cámaras responde a la necesidad de crear contrapesos dentro del propio poder legislativo o de la necesidad de que la organización intraestatal como los Länder o Comunidades Autónomas tengan representación (Sartori, 1994).
- La Cámara Baja: Es la cámara de representación popular por excelencia. Sus miembros son elegidos por sufragio universal directo y es aquí donde reside el peso de la función legislativa y del control político. El Gobierno nace de la confianza de esta cámara y es ante ella ante quien responde.
- La Cámara Alta: Su composición y funciones varían. En los estados federales, suele ser la cámara de representación territorial. En otros, puede tener un carácter más conservador o de segunda lectura, con la función de revisar y moderar las leyes aprobadas en la Cámara Baja. La eficacia del bicameralismo depende de si ambas cámaras tienen un poder similar (bicameralismo simétrico o perfecto) o si una predomina sobre la otra (bicameralismo asimétrico), siendo esta última la fórmula más común en los sistemas parlamentarios modernos (Sartori, 1994). Por lo que se puede deducir que el peso de las Cámaras altas ha ido en detrimento en todos los sistemas parlamentarios siendo sustituido por otras funciones.
Funciones principales del sistema parlamentario
El Parlamento es la institución central del sistema democrático. Sus funciones principales son:
- Función Representativa: El Parlamento es el foro donde se representa la pluralidad de la sociedad. Los diputados actúan como el vínculo entre los ciudadanos y el poder del Estado.
- Función Legislativa: Su tarea más conocida es la de elaborar y aprobar las leyes que rigen la vida en común. Las leyes emanadas del Parlamento tienen el máximo rango normativo, solo por debajo de la Constitución.
- Función de Control: Una de sus misiones fundamentales es la de supervisar y controlar la acción del Gobierno. A través de diversos mecanismos, el Parlamento se asegura de que el ejecutivo rinda cuentas de su gestión.
- Función Presupuestaria: El Parlamento es el encargado de aprobar los presupuestos del Estado, decidiendo así cómo se obtienen y en qué se gastan los recursos públicos.
Herramientas parlamentarias para el control democrático
Para ejercer su función de control sobre el ejecutivo, el Parlamento dispone de una serie de herramientas:
- Preguntas e Interpelaciones: Los parlamentarios pueden solicitar información al Gobierno y a sus ministros sobre cuestiones concretas o sobre la política general, obligándoles a comparecer y a dar explicaciones públicas.
- Comisiones de Investigación: El congreso puede crear comisiones para investigar cualquier asunto de interés público, recabando información y determinando responsabilidades políticas.
- Moción de Censura: Es la herramienta de control más poderosa. A través de ella, el Parlamento puede retirar su confianza al Presidente del Gobierno y obligarle a dimitir. A través de la «moción de censura constructiva«(Sartori, 1994), como la que existe en Alemania o España, se exige que la oposición no solo proponga la destitución del presidente, sino que presente un candidato alternativo con un programa de gobierno, lo que dificulta las mayorías destructivas y fomenta la estabilidad.
- Cuestión de Confianza: Es un instrumento en manos del Presidente del Gobierno. A través de ella, el propio presidente solicita al congreso que le ratifique su apoyo. Si no obtiene la confianza, puede ser un motivo de disolución del Gobierno.
Principales relaciones entre Parlamento y Gobierno
La esencia del sistema parlamentario es la constante interacción y el equilibrio de poder entre el legislativo y el ejecutivo. La investidura del Presidente del Gobierno por parte del congreso es el punto de partida. A partir de ahí, la dinámica política se basa en la colaboración (el Gobierno necesita al Parlamento para aprobar sus leyes y presupuestos) y en el control (el Parlamento vigila al Gobierno). El poder del presidente para disolver las cámaras y la capacidad del Parlamento para derribar al Gobierno a través de una moción de censura son los dos mecanismos que aseguran que ningún poder pueda imponerse al otro de forma absoluta.
La estabilidad de esta relación depende en gran medida del sistema de partidos. Un sistema bipartidista tiende a generar gobiernos estables de partido único, mientras que un sistema multipartidista a menudo requiere gobiernos de coalición, que pueden ser más inestables si no se basan en pactos sólidos (Sartori, 1994).
El sistema parlamentario es un modelo de gobierno basado en la confianza y el control mutuo entre el poder ejecutivo y el legislativo. A través de mecanismos como la investidura, la moción de censura y el derecho de disolución, busca crear un equilibrio que garantice la gobernabilidad y la responsabilidad democrática.
Aunque presenta variantes, su núcleo es siempre el mismo: el Gobierno emana del congreso, responde ante él y, por tanto, el Parlamento se erige como la institución central de la vida política, el lugar donde reside la representación de la soberanía popular y desde donde se impulsa y se controla la acción del Estado.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Cuál es la principal diferencia entre un sistema parlamentario y uno presidencial?
En un sistema parlamentario, el ejecutivo (Gobierno) nace del legislativo (Parlamento) y es responsable ante él. En un sistema presidencial, el ejecutivo es elegido de forma separada por los ciudadanos y no depende de la confianza del legislativo.
2. ¿Quién es el Jefe del Estado en un sistema parlamentario?
Depende. Puede ser un monarca hereditario (en una monarquía parlamentaria como España o Reino Unido) o un presidente elegido por el propio Parlamento (en una república parlamentaria como Alemania o Italia). En ambos casos, sus funciones son principalmente simbólicas.
3. ¿Qué es una moción de censura constructiva?
Es un tipo de moción de censura en la que la oposición no solo debe votar en contra del Gobierno actual, sino que también debe proponer y votar a favor de un candidato alternativo a la presidencia. Esto dificulta la caída de los gobiernos y fomenta la estabilidad.
4. ¿Por qué se dice que el ejecutivo y el legislativo están fusionados en un sistema parlamentario?
Se habla de una «fusión flexible» porque el Gobierno está compuesto por los líderes del partido o coalición que tiene la mayoría en el Parlamento. Por tanto, no hay una separación estricta entre ambos poderes, sino una colaboración e interdependencia constantes.
5. ¿Es mejor el sistema parlamentario que el presidencial?
No hay una respuesta única. Cada sistema tiene sus ventajas e inconvenientes. El sistema parlamentario tiende a ser más flexible y a facilitar la gobernabilidad cuando hay mayorías claras, pero puede generar inestabilidad si el Parlamento está muy fragmentado. El sistema presidencial ofrece una mayor estabilidad del ejecutivo, pero puede conducir a bloqueos si el presidente y la mayoría del congreso son de partidos distintos.
Referencias
- Espinoza, R. (2020). Sistemas parlamentario, presidencial y semipresidencial. Instituto Nacional Electoral.
- Sartori, G. (1994). Ingeniería Constitucional Comparada. Fondo de Cultura Económica

