¿Qué es el poder? Todos entendemos que el poder es una fuerza que está ahí y que tiene un impacto en nuestra vida diaria, aunque a menudo nos cueste verlo o definirlo. Lo encontramos en las decisiones de los gobiernos, en las jerarquías laborales y en las dinámicas familiares. Pero, ¿qué es el poder en definitiva? ¿Se limita a la capacidad de dar órdenes y forzar la obediencia? ¿O existen formas más sutiles y profundas de su ejercicio?
Este artículo se adentra en uno de los conceptos más fascinantes y debatidos de la ciencia política. Propondremos una definición de qué es el poder y exploraremos el debate académico sobre sus tres dimensiones, prestando especial atención al enfoque radical del sociólogo Steven Lukes. Analizaremos cómo se manifiesta el poder a través de la supremacía, la legitimidad y la influencia, y examinaremos sus patologías, como el abuso y la corrupción. El objetivo es ofrecer una guía completa para entender no solo qué es el poder, sino cómo funciona y cómo nos afecta a todos.
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¿Qué es el poder? Una propuesta de definición
En su sentido más general, qué es el poder se puede definir como la capacidad de producir resultados. Es un potencial que alguien o algo posee, incluso si no lo ejerce. En el ámbito social y político, esta definición se vuelve más específica y relacional. Una de las formulaciones más aceptadas es la que entiende qué es el poder como la capacidad de un actor (A) para conseguir que otro actor (B) haga algo que de otro modo no haría (Sodaro, 2004).
Esta definición subraya varios aspectos clave:
- Es una capacidad: El poder es un potencial, una aptitud que un actor posee. No es necesario que se ejerza constantemente para que exista. Por ejemplo, un gobierno tiene el poder de subir los impuestos, aunque decida no hacerlo durante un tiempo.
- Es relacional: El poder no se posee en el vacío, sino que se manifiesta en la relación entre al menos dos actores. Implica una interacción en la que A logra modificar la conducta de B.
- Implica un conflicto de voluntades: La definición asume que B no habría actuado de esa manera por iniciativa propia. Por tanto, el ejercicio del poder implica superar una resistencia, ya sea abierta o latente.
El poder político, en concreto, es la capacidad de producir estos resultados influyendo o controlando las decisiones del Estado y sus instituciones (Sodaro, 2004, p. 77). Entender qué es el poder es, por tanto, analizar la capacidad de determinar las acciones de los demás, especialmente en la esfera pública.
Las tres dimensiones del poder. El debate académico
La pregunta sobre qué es el poder y cómo identificarlo ha generado uno de los debates más intensos en la ciencia política. Tradicionalmente, se distinguen tres grandes enfoques del poder, cada uno de los cuales añade una capa de complejidad al anterior.
- El enfoque unidimensional (los pluralistas): Este es el enfoque más intuitivo. Se centra en el comportamiento observable durante la toma de decisiones. Desde esta perspectiva, el poder se ejerce cuando hay un conflicto de intereses abierto y un actor logra que sus preferencias prevalezcan sobre las de otros. Los defensores de esta visión, conocidos como pluralistas, llamados así a entender el poder como algo disperso entre multitud de actores (con Robert Dahl como su máximo exponente), sostenían que para saber quién tiene poder en una comunidad, basta con analizar quién gana y quién pierde en las decisiones (Lukes, 1975, p. 5).
- El enfoque bidimensional (el control de la agenda): Pronto surgieron críticas a la visión pluralista por considerarla superficial. Autores como Bachrach y Baratz argumentaron que el poder tiene una «segunda cara». El poder no solo se ejerce al ganar en un conflicto, sino también al impedir que ciertos conflictos lleguen a discutirse. Esta segunda dimensión se refiere al control de la agenda política. Un actor es poderoso no solo si gana las votaciones, sino si es capaz de evitar que se debatan temas que podrían perjudicar sus intereses (Lukes, 1975, p. 10). Se trata de un poder de «no-decisión», menos visible pero igualmente efectivo.
El enfoque radical de Lukes. La visión tridimensional
El sociólogo británico Steven Lukes, en su influyente obra El poder: un enfoque radical (1975), propuso una tercera dimensión que va mucho más allá. Para Lukes, la forma más eficaz e insidiosa de poder no es forzar a alguien a hacer algo en contra de su voluntad, ni siquiera impedir que sus quejas se escuchen. La forma suprema de poder es influir en los deseos y pensamientos de las personas hasta el punto de que acepten su situación como natural o inevitable, evitando que surja cualquier tipo de conflicto.
Este enfoque tridimensional sostiene que el poder puede ejercerse moldeando las percepciones, cogniciones y preferencias de la gente. Se logra que los dominados acepten voluntariamente su subordinación porque no conciben una alternativa posible o porque creen que el orden existente es justo y legítimo. En este caso, el poder se ejerce sin necesidad de conflicto observable, ya que el consenso ha sido fabricado. Entender qué es el poder desde esta perspectiva radical implica analizar cómo la ideología, la cultura y los procesos de socialización pueden llevar a las personas a actuar en contra de sus propios intereses reales sin siquiera ser conscientes de ello (Lukes, 1975, p. 20).
Ventajas y desventajas del enfoque tridimensional
El modelo de Lukes ofrece una visión mucho más profunda y crítica sobre qué es el poder y las dinámicas internas.
Ventajas:
- Permite analizar formas de dominación sutiles e interiorizadas que los otros enfoques ignoran.
- Conecta el poder con grandes estructuras sociales como la ideología y la cultura.
- Ofrece una explicación más completa de por qué a menudo no se producen rebeliones o protestas incluso en situaciones de gran desigualdad.
Desventajas:
- Dificultad metodológica: Es extremadamente difícil observar y «probar» empíricamente esta tercera dimensión del poder. ¿Cómo podemos saber cuáles son los «intereses reales» de una persona si esta afirma lo contrario?
- Riesgo de paternalismo: El analista corre el riesgo de imponer su propia visión de lo que es bueno para un grupo, acusándolo de «falsa conciencia» si no comparte su perspectiva (Lukes, 1975, p. 33).
Supremacía, legitimidad e influencia en el ejercicio del poder
El poder se manifiesta de diferentes maneras y con distinta intensidad. Sodaro (2004, p. 79) distingue entre:
- Supremacía: Es el grado máximo de poder. Implica la capacidad de determinar o controlar los resultados políticos de forma continuada. Es el poder que ejercen los dictadores o los grupos dominantes que pueden imponer su voluntad sin oposición.
- Influencia: Es una forma de poder más limitada. Se refiere a la capacidad de afectar los resultados de forma indirecta o parcial, sin llegar a controlarlos totalmente. Es el tipo de poder que se ejerce a través de la persuasión, la negociación o la presión en las democracias.
Para que el poder sea estable, no basta con la fuerza; necesita legitimidad. La legitimidad es la creencia por parte de los gobernados de que la autoridad de los gobernantes es justa y, por tanto, debe ser obedecida. Max Weber identificó tres fuentes de legitimidad: la tradición (siempre ha sido así), el carisma (la cualidad excepcional de un líder) y la legalidad-racional (la creencia en la validez de las leyes).
Abuso, corrupción y falta de poder
El ejercicio del poder siempre conlleva el riesgo de su perversión. El abuso de poder se produce cuando quienes lo ostentan lo utilizan para fines ilegítimos o para oprimir a otros, violando los límites legales o morales.
Una de las formas más comunes de abuso es la corrupción política, definida como el uso de una posición de poder para obtener ventajas privadas. La corrupción socava la legitimidad de las instituciones y desvía recursos públicos en beneficio de unos pocos (Sodaro, 2004, p. 86).
En el otro extremo se encuentra la falta de poder o impotencia. Es la situación de aquellos grupos o individuos que son incapaces de defender sus intereses y que están sistemáticamente excluidos de los procesos de toma de decisiones. Sin embargo, incluso los grupos sin poder pueden desarrollar formas de resistencia sutiles para desafiar a la autoridad.
Otros ejemplos del ejercicio del poder
Uno de los ejemplos más destacados es el caso de las políticas de segregación racial en Estados Unidos durante las décadas de 1950 y 1960. Durante este período, el poder se manifestó de varias maneras: en un sentido partiendo con la represión directa de los movimientos por los derechos civiles (primera dimensión), pasando por la exclusión de ciertos temas de la agenda política como las reformas educativas para la integración racial (segunda dimensión), acabando en la internalización de la inferioridad racial por parte de las comunidades afroamericanas debido a décadas de propaganda y discriminación institucionalizada (tercera dimensión).
Este ejemplo ilustra cómo el poder puede operar simultáneamente en múltiples dimensiones, reforzando las estructuras de dominación de manera compleja y a menudo encubierta.
Entonces, ¿qué es el poder? Hemos visto que es un concepto mucho más complejo de lo que parece a simple vista. No se trata solo de la capacidad de ganar batallas políticas abiertas, sino también de la habilidad para controlar la agenda y de moldear las percepciones y deseos de las personas para que acepten el orden social existente.
El debate entre los enfoques del poder nos enseña que las manifestaciones más importantes del poder son en muchas ocasiones las menos visibles. Nos obliga a mirar más allá de las decisiones formales y a preguntarnos qué temas no se discuten y por qué, y cómo la cultura y la ideología pueden generar un consenso que enmascare profundas relaciones de dominación.
Entender qué es el poder en todas sus dimensiones es, por tanto, una herramienta crítica indispensable. Nos permite identificar no solo quién gobierna, sino cómo se mantiene el orden social, cómo se legitima la desigualdad y, en última instancia, cómo se puede desafiar la dominación para construir una sociedad más justa.
FAQ (Preguntas Frecuentes)
1. ¿Cuál es la diferencia entre poder e influencia?
El poder como supremacía es la capacidad de controlar totalmente un resultado, mientras que la influencia es la capacidad de afectarlo parcialmente. La influencia es una forma de poder menos intensa.
2. ¿Qué es la «tercera dimensión del poder» de Lukes?
Es la forma más sutil de poder. Consiste en influir en los pensamientos y deseos de las personas para que acepten su situación como natural, evitando que surjan conflictos porque ni siquiera son capaces de percibir sus verdaderos intereses.
3. ¿Por qué se critica el enfoque de Lukes?
Principalmente por su dificultad para ser probado empíricamente. Es muy complicado demostrar que una persona tiene «intereses reales» diferentes de los que expresa, sin que el analista imponga su propio juicio de valor.
4. ¿El poder siempre es negativo?
No necesariamente. El poder es la capacidad de producir resultados. Puede usarse para oprimir (dominación), pero también para organizar la cooperación, alcanzar objetivos colectivos o empoderar a grupos desfavorecidos.
5. ¿Qué es la corrupción política?
Es el uso de un cargo o posición de poder público para obtener un beneficio privado, en lugar de servir al interés general. Es una de las formas más comunes de abuso de poder.
Referencias
- Lukes, S. (1975). El poder. Un enfoque radical. Siglo XXI de España Editores.
- Sodaro, M. J. (2004). Política y Ciencia Política. Una introducción. McGraw-Hill.