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Diseccionando las Ideologías: El Liberalismo Clásico

Los principales autores del liberalismo clásico
13 minutos de lectura

¿Qué es la libertad? ¿Por qué el poder del Estado debe tener límites? ¿Nacemos con derechos que nadie, ni siquiera un rey o un gobierno, puede arrebatarnos? La respuesta articulada a todas ellas constituye la esencia del liberalismo clásico, la primera gran ideología política de la modernidad y la matriz de la que beben casi todas las corrientes de pensamiento posteriores.

El liberalismo clásico fue el resultado de un profundo proceso de transformación social, económica y religiosa que sacudió Europa entre los siglos XVII y XIX. Nació de la lucha contra el absolutismo monárquico y el dogmatismo religioso, y colocó en el centro del universo político una figura nueva: el individuo autónomo, dotado de razón y de un derecho natural inalienable. Tanto en Francia, Inglaterra y Alemania, esta ideología fue adquiriendo matices, pero su núcleo permaneció intacto: la defensa de la libertad individual como valor supremo. Este artículo se adentra en las raíces, los autores y las ideas fundamentales del liberalismo clásico.



¿Qué es el Liberalismo Clásico?

El liberalismo clásico es una ideología política y económica que aboga por las libertades civiles y políticas bajo el imperio de la ley y por una economía de libre mercado. Surgió como una ruptura con el orden feudal y el absolutismo, defendiendo que la legitimidad del poder político solo puede emanar del consentimiento de los gobernados. Aunque presenta múltiples variantes, su núcleo doctrinal se asienta sobre una serie de pilares que, en su conjunto, supusieron una auténtica revolución en el pensamiento político (Antón & Torrens, 2016).

Sus elementos centrales son:

  • Individualismo: El individuo es la unidad moral y política fundamental. La sociedad no es más que la suma de los individuos que la componen, y los derechos y fines de la persona tienen prioridad sobre los del colectivo o el Estado.
  • Libertad (negativa): La libertad se concibe principalmente como «libertad de», es decir, como la ausencia de coacción externa, especialmente por parte del Estado. Se trata de crear una esfera privada en la que el individuo pueda actuar sin interferencias, siempre que no dañe a otros.
  • Racionalismo: El liberalismo deposita una enorme confianza en la razón humana como instrumento para comprender el mundo y organizar la sociedad. Rechaza el dogmatismo y la tradición como fuentes de autoridad y defiende el debate y la deliberación racional.
  • Derecho Natural y Derechos Individuales: Quizás su aportación más importante. Sostiene que los individuos, por el mero hecho de ser humanos, poseen derechos inherentes y pre-políticos (vida, libertad y propiedad) que son inviolables. La función primordial del Estado no es otorgar derechos, sino proteger los que ya existen por derecho natural.
  • Consentimiento y Gobierno Limitado: El poder del Estado no es absoluto, sino que debe estar limitado por una Constitución y un sistema de leyes. Los gobernantes necesitan el consentimiento de los gobernados, y los ciudadanos tienen el derecho a resistirse a un gobierno que se vuelve tiránico y viola sus derechos naturales.
  • Universalismo: El liberalismo clásico aspira a que sus principios de libertad y derechos sean universalmente válidos para toda la humanidad, sin distinción de raza, religión o nacionalidad.

Contexto Histórico del Liberalismo Clásico

El liberalismo clásico fue la respuesta a los conflictos y transformaciones específicas de tres grandes naciones europeas, cada una de las cuales le aportó un matiz distintivo.

Inglaterra: el Derecho Natural

En Inglaterra, el liberalismo fue menos una doctrina filosófica abstracta y más el resultado de un largo conflicto político entre la Corona y el Parlamento. La Gloriosa Revolución de 1688, que culminó con la deposición del rey Jacobo II y la proclamación de la Carta de Derechos (Bill of Rights), marcó el triunfo del Parlamento y el establecimiento de una monarquía constitucional y limitada. El liberalismo inglés nació, por tanto, de una necesidad práctica: la de justificar la limitación del poder real y proteger los derechos (sobre todo el de propiedad) de la ascendente burguesía y la aristocracia terrateniente frente a los abusos del monarca. Fue un liberalismo pragmático, centrado en la libertad individual, la tolerancia religiosa (como solución a las sangrientas guerras de religión) y el gobierno representativo como garantes de la paz y la prosperidad.

Francia: una Revolución total

Si en Inglaterra el liberalismo fue una reforma, en Francia fue una revolución total. El liberalismo francés, forjado en el crisol de la Ilustración (les Lumières), fue mucho más abstracto, racionalista y universalista que el inglés. No buscaba limitar un poder existente, sino demoler por completo el Antiguo Régimen (monarquía absoluta, privilegios aristocráticos, poder eclesiástico) y construir un orden social y político completamente nuevo basado en los principios de la razón. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 es su manifiesto por excelencia. El liberalismo francés puso un énfasis mucho mayor en la soberanía popular y en la ley como expresión de la «voluntad general», lo que a veces lo llevó a tensiones con la defensa de los derechos individuales, pero su legado fue una concepción de la ciudadanía y de los derechos humanos de alcance universal.

Alemania: El Estado de Derecho

En Alemania, el desarrollo del liberalismo clásico fue más tardío y adoptó un carácter marcadamente filosófico y cultural. A diferencia de Inglaterra y Francia, la burguesía alemana era políticamente débil y el absolutismo estaba más arraigado. Por ello, el liberalismo se desarrolló menos en el campo de la lucha política y más en el de las ideas. Los pensadores alemanes se centraron en la noción de Rechtsstaat (Estado de Derecho), un Estado donde la ley garantiza una esfera de libertad para el desarrollo moral e intelectual del individuo. La libertad no era tanto una cuestión de participación política, sino de Bildung (formación o autodesarrollo cultural y espiritual). El objetivo del Estado liberal alemán no era tanto económico o político, sino crear las condiciones legales para que el individuo pudiera alcanzar su plena autonomía moral a través de la razón y la cultura.

Principales Pensadores Liberales

El liberalismo clásico se sustenta en las aportaciones de una serie de pensadores que definieron las ideas básicas de esta escuela de pensamiento.

John Locke (1632-1704)

Considerado el padre fundador del liberalismo, Locke escribió su obra cumbre, el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, en el turbulento contexto de la Inglaterra del siglo XVII, marcada por el conflicto entre la Corona y el Parlamento. Su teoría fue una justificación filosófica directa de la Revolución Gloriosa de 1688, proporcionando una base argumental contra el absolutismo y a favor de un gobierno limitado.

Ideas Clave:

  • Derecho Natural: Todos los hombres nacen con derechos naturales e inalienables a la vida, la libertad y la propiedad. Estos derechos son anteriores al Estado.
  • Contrato Social y Consentimiento: Los individuos crean el gobierno mediante un pacto para proteger sus derechos. Por tanto, el poder del gobierno solo es legítimo si se basa en el consentimiento de los gobernados.
  • Gobierno como Fideicomiso (Trust): El poder no se entrega incondicionalmente, sino que se confía a los gobernantes. Si estos violan la confianza y atentan contra los derechos naturales, el pueblo tiene derecho a la rebelión.
  • Separación de Poderes: Esbozó una división entre el poder legislativo (supremo, en manos del Parlamento) y el ejecutivo (en manos del monarca) como garantía contra la tiranía.

Montesquieu (1689-1755)

Crítico del absolutismo en la Francia de Luis XV, el barón de Montesquieu buscó en el modelo político inglés la fórmula para garantizar la libertad. Su obra El espíritu de las leyes es un monumental estudio de sociología política comparada, donde analiza cómo las leyes y las instituciones se relacionan con el clima, la cultura y la historia de cada nación.

Ideas Clave:

  • Separación de Poderes: Su aportación más célebre. Para evitar el despotismo, el poder del Estado debe dividirse en tres ramas —legislativa, ejecutiva y judicial— que actúen de forma independiente.
  • Frenos y Contrapesos (Checks and Balances): Estos tres poderes deben controlarse y equilibrarse mutuamente. «Para que no se pueda abusar del poder —escribió— es preciso que el poder detenga al poder». Esta idea se convirtió en la base del constitucionalismo moderno.

Adam Smith (1723-1790)

Smith fue el gran profeta del liberalismo económico en el contexto de la incipiente Revolución Industrial en Gran Bretaña. Su obra La riqueza de las naciones es un ataque frontal al mercantilismo, la doctrina económica del absolutismo que defendía la intervención del Estado para acumular metales preciosos.

Ideas Clave:

  • Laissez-faire: El Estado debe abstenerse de intervenir en la economía. Un mercado libre, sin regulaciones ni monopolios, es el sistema más eficiente.
  • La «Mano Invisible»: La búsqueda del propio interés egoísta por parte de cada individuo (el panadero que busca su beneficio, no la benevolencia) conduce, como guiada por una «mano invisible», al bienestar general y a la prosperidad de toda la sociedad.
  • División del Trabajo: La especialización en la producción es la fuente fundamental de la riqueza de una nación.

Immanuel Kant (1724-1804)

En la Alemania de la Ilustración, Kant buscó dar al liberalismo una base filosófica universal y rigurosa, no basada en la utilidad o la historia, sino en la razón pura. Su pensamiento es la culminación del racionalismo liberal.

Ideas Clave:

  • Autonomía Individual: El principio moral supremo es la autonomía de la voluntad. Cada individuo es un fin en sí mismo y no un medio. La libertad es la capacidad de obedecer a la ley que uno mismo se ha dado como ser racional.
  • Rechtsstaat (Estado de Derecho): El objetivo del Estado no es hacer felices a los ciudadanos, sino garantizar un marco legal justo que permita que la libertad de cada uno sea compatible con la libertad de todos los demás. La coacción del Estado solo es legítima para proteger la libertad.

Benjamin Constant (1767-1830)

Testigo de los excesos de la Revolución Francesa y del autoritarismo napoleónico, el pensador franco-suizo Benjamin Constant se dedicó a reflexionar sobre cómo proteger la libertad individual de las amenazas tanto del absolutismo como de la soberanía popular ilimitada.

Ideas Clave:

  • Libertad de los Antiguos vs. Modernos: Realizó una distinción crucial. La «libertad de los antiguos» (griegos) consistía en la participación directa en el poder colectivo. La «libertad de los modernos», propia de las sociedades comerciales, consiste en el goce pacífico de la independencia privada y las libertades civiles, garantizadas por un gobierno representativo.
  • Crítica a Rousseau: Advirtió que la idea de la «voluntad general» de Rousseau podía ser utilizada para justificar la tiranía de la mayoría, sacrificando los derechos individuales en nombre del colectivo.

John Stuart Mill (1806-1873)

Mill es la figura que lleva el liberalismo clásico a su máxima expresión y, al mismo tiempo, inicia su transición hacia el liberalismo social. Escribió en la Inglaterra victoriana, una sociedad que gozaba de libertades pero donde empezaban a ser evidentes las desigualdades generadas por el capitalismo industrial.

Ideas Clave:

  • Principio del Daño: En Sobre la libertad, establece que «el único fin por el cual es justificable que la humanidad, individual o colectivamente, se entremeta en la libertad de acción de uno cualquiera de sus miembros, es la propia protección». Es decir, solo se puede coartar la libertad de alguien para impedir que dañe a otros.
  • Libertad de Expresión Absoluta: Defendió de forma radical la libertad de pensamiento y discusión, argumentando que el choque de opiniones es la única vía para llegar a la verdad.
  • Tiranía de la Mayoría: Advirtió que en una democracia el mayor peligro para la libertad no es el gobierno, sino la presión de la opinión pública mayoritaria, que impone una uniformidad asfixiante. Por ello, fue un precursor de la defensa de los derechos de las minorías.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre el liberalismo clásico y el liberalismo moderno (o social-liberalismo)?

El liberalismo clásico se centra en la «libertad negativa» (no interferencia del Estado) y ve al Estado como un «mal necesario» cuya función debe ser mínima (proteger la seguridad y la propiedad). El liberalismo moderno, que surge a finales del siglo XIX, acepta un papel más activo del Estado para corregir las injusticias del mercado y promover la «libertad positiva» (la capacidad real de las personas para alcanzar sus metas), defendiendo políticas de bienestar social, educación pública y regulación económica.

2. ¿El liberalismo clásico es una ideología «de derechas»?

En su origen, fue una ideología radicalmente revolucionaria, «de izquierdas», ya que luchaba contra el orden establecido (la monarquía y la aristocracia). Hoy en día, sus principios económicos (libre mercado, mínima intervención estatal) son la base de los partidos conservadores y de la derecha liberal en muchos países, mientras que la izquierda suele abogar por una mayor intervención del Estado, más propia del social-liberalismo.

3. ¿Qué es exactamente el «derecho natural»?

Para el liberalismo clásico, el derecho natural es un conjunto de derechos (vida, libertad, propiedad) que no son concedidos por ningún gobierno, sino que pertenecen al individuo por su propia naturaleza humana. Son universales, inalienables y anteriores a la creación del Estado. La función del Estado es reconocerlos y protegerlos, no crearlos.

4. ¿Por qué se originó el liberalismo en Inglaterra?

Porque Inglaterra fue el primer país en experimentar las condiciones que lo hicieron posible: el debilitamiento del poder feudal, el ascenso de una clase burguesa con intereses económicos que proteger, un largo conflicto entre el Rey y el Parlamento que forzó la limitación del poder, y las devastadoras guerras de religión que hicieron de la tolerancia una necesidad práctica para la paz social.

5. ¿El liberalismo clásico es compatible con la democracia?

Es una relación compleja. El liberalismo clásico proveyó las bases de la democracia (gobierno por consentimiento, derechos individuales), pero muchos de sus pensadores desconfiaban de la democracia pura («el gobierno de la mayoría»), temiendo que pudiera llevar a la «tiranía de la mayoría» y a la violación de los derechos de las minorías y de la propiedad. Por ello, abogaban por una democracia representativa y constitucionalmente limitada.


Referencias

  • Antón, J. & Torrens, X. (2016). Ideologías y movimientos políticos contemporáneos. 3ªed. Ed. Tecnos
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Santi Hernandez

Politólogo y divulgador científico. Creador de Política (con)ciencia

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