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Diseccionando Ideologías: el Liberalismo Conservador

Los pensadores más influyentes del liberalismo conservador
12 minutos de lectura

En el seno del pensamiento liberal coexisten dos corrientes principales que parten de supuestos y sensibilidades divergentes. Por un lado, el liberalismo progresista, una vertiente heredera del optimismo racionalista de la Ilustración, que confía en la capacidad de la razón para diseñar un orden social justo a partir de principios abstractos, a menudo a costa de una ruptura con el pasado.

Frente a ella, se alza una tradición más escéptica e historicista, que defiende la libertad desde la prudencia, el respeto a la sabiduría acumulada en las instituciones y la desconfianza hacia los peligros del utopismo revolucionario. Esta segunda corriente es el liberalismo conservador, una ideología que, desde su nacimiento, ha intentado reconciliar el anhelo de libertad del individuo con la necesidad de orden y estabilidad de la comunidad.

Frente a la abstracción del liberalismo progresista, el liberalismo conservador desconfía de las grandes revoluciones y prefiere la reforma gradual, la práctica política anclada en la experiencia histórica. Su visión del Estado y del individuo no parte de un ideal, sino de la realidad imperfecta del ser humano. Este artículo se adentra en las profundidades del liberalismo conservador para entender qué es, cuáles son sus orígenes, en qué se diferencia del liberalismo progresista y quiénes fueron los pensadores que le dieron forma.



¿Qué es el Liberalismo Conservador?

El liberalismo conservador es una corriente del pensamiento liberal que prioriza la libertad individual pero subraya la importancia del orden, la tradición y las instituciones como marco indispensable para garantizarla. Si el liberalismo en su conjunto es la ideología de la libertad, la fractura interna que da origen al liberalismo conservador se produce en torno a una pregunta: ¿cuál es la mejor manera de alcanzar y preservar esa libertad? Mientras que el liberalismo progresista (también llamado radical o de izquierdas) confía en la capacidad de la razón para diseñar un orden social justo desde cero, el liberalismo conservador es profundamente escéptico ante los proyectos de ingeniería social (Antón & Torrens, 2016).

Esta ideología se desarrolló principalmente en países con una sólida tradición de autogobierno, como Inglaterra o Estados Unidos, donde la lucha por la libertad fue un proceso de reforma gradual y no de ruptura revolucionaria. Su esencia no es reaccionaria —no busca volver al pasado—, sino prudente: defiende el progreso, pero un progreso lento, orgánico y respetuoso con el legado de las generaciones anteriores.

Para entender a fondo esta corriente, es útil compararla punto por punto con el liberalismo progresista:

  • Visión de la Naturaleza Humana: El liberalismo progresista parte de una visión optimista del ser humano como un ser fundamentalmente racional y bueno, cuyos derechos emanan de la razón abstracta. El liberalismo conservador, en cambio, tiene una visión más pesimista. Reconoce la capacidad de razón del individuo, pero también su falibilidad, sus pasiones y su propensión al mal. Por ello, considera que el ser humano necesita el ancla de la tradición, la religión y las instituciones para no caer en el caos.
  • El Papel del Estado: Ambas corrientes defienden un Estado limitado, pero con matices importantes. Para el liberalismo progresista, el Estado puede no solo ser garante de los derechos individuales, sino que también puede aspirar a preservar el bienestar social. Para el liberalismo conservador, el Estado es el único garante del orden y la seguridad, sin los cuales la libertad es imposible. Defienden un Estado en sus funciones esenciales (defensa, justicia, orden público) pero estrictamente limitado a ellas.
  • Libertad e Igualdad: El liberalismo conservador sitúa la libertad individual como el valor supremo, por encima de la igualdad. Acepta las desigualdades sociales como un resultado natural e inevitable de la libertad, siempre que no se basen en privilegios legales. El liberalismo progresista, sin renunciar a la libertad, ha tendido a dar cada vez más importancia a la igualdad, defendiendo una mayor intervención del Estado para corregir las desigualdades que genera el mercado.
  • Tradición vs. Razón: El liberalismo progresista, heredero de la Ilustración, concibe la razón como una herramienta universal capaz de demoler las supersticiones del pasado para construir un orden nuevo y justo. El liberalismo conservador, por el contrario, adopta una postura pragmática y escéptica ante este tipo de racionalismo, al que considera excesivamente abstracto y teórico (Antón & Torrens, 2016). No niega la razón, pero desconfía de los planes diseñados a priori que ignoran la complejidad de la realidad. Para esta corriente, la verdadera sabiduría no reside en la deducción abstracta, sino en la experiencia histórica acumulada, y esta se encuentra depositada en la tradición. Las instituciones y costumbres que han sobrevivido al paso del tiempo lo han hecho porque han demostrado ser útiles y prudentes. Por ello, no deben ser destruidas a la ligera en nombre de un plan teórico, por muy racional que parezca.
  • Economía: Ambas corrientes defienden la propiedad privada y el libre mercado. Sin embargo, el liberalismo conservador tiende a priorizar el Estado mínimo y fuerte en su defensa del laissez-faire.

Contexto Histórico del Liberalismo Conservador

El liberalismo conservador no puede entenderse sin el acontecimiento que lo vio nacer: la Revolución Francesa. Mientras que para los liberales progresistas la toma de la Bastilla fue el amanecer de una nueva era de libertad y razón, para los primeros pensadores del liberalismo conservador fue una advertencia terrible sobre los peligros del radicalismo abstracto y la utopía revolucionaria.

Vieron en el terror jacobino la consecuencia lógica de intentar borrar siglos de historia, religión y costumbres para imponer un modelo social diseñado por unos pocos filósofos en sus despachos. La violencia y la inestabilidad de la Francia revolucionaria, que desembocó en la tiranía napoleónica, confirmaron sus peores temores: que la destrucción del orden tradicional no conducía a la libertad, sino a una forma de opresión mucho peor.

Frente a este modelo, el liberalismo conservador alzó la bandera del modelo inglés: una evolución gradual, una práctica política de reforma pactada que había logrado consolidar un régimen de libertades sin necesidad de guillotinas ni guerras civiles. Fue, por tanto, una ideología que nació de la prudencia, del miedo a que la búsqueda de una libertad perfecta terminara destruyendo la libertad posible.

Principales Pensadores del Liberalismo Conservador

La constelación del liberalismo conservador está formada por una serie de autores que, desde la filosofía, la economía y la teoría política, han defendido la libertad desde una perspectiva escéptica, pragmática e historicista.

Edmund Burke (1729-1797)

Político y escritor angloirlandés, Burke es universalmente reconocido como el fundador del liberalismo conservador. Su reacción a la Revolución Francesa, plasmada en sus Reflexiones sobre la Revolución en Francia, no fue la de un reaccionario, sino la de un liberal whig alarmado por lo que consideraba un peligro sin precedentes: el intento de construir una sociedad desde cero, barriendo con todo el conocimiento acumulado en las costumbres y tradiciones.

Ideas Clave:

  • Crítica al Racionalismo Ilustrado: Consideraba aberrante la idea de que los hombres son agentes puramente racionales con derechos prepolíticos. Para Burke, el individuo se forma y encuentra su sustento en la sociedad, a través de sus normas, costumbres e instituciones.
  • Defensa del «Prejuicio»: Reivindicaba el «prejuicio» no como ignorancia, sino como la cristalización de hábitos y sabiduría social acumulada. Afirmaba que «el prejuicio hace hábito de la virtud del hombre».
  • La Sociedad como Organismo Histórico: Entendía la sociedad como una especie de organismo que se desarrolla a través de tradiciones e instituciones, en un contrato esencial entre los muertos, los vivos y los que están por nacer.
  • Libertad Económica y Orden Tradicional: Fue pionero en intentar aunar la defensa del libre mercado con la preservación de un orden social tradicional.

F. A. Hayek (1899-1992)

Economista y filósofo político de origen austriaco, Hayek es una figura central del pensamiento liberal-conservador contemporáneo. Aunque él mismo se desmarcó del conservadurismo en su apéndice «Por qué no soy un conservador«, su obra ofrece una poderosa defensa de los valores liberal-conservadores frente al estatismo y el desarrollo de la Nueva Derecha. Su crítica se dirigió a la idea de que los valores conservadores pudieran protegerse a través de un Estado expansionista.

Ideas Clave:

  • Crítica a la Planificación Central: Su tesis más famosa, desarrollada en Camino de servidumbre, es que la planificación económica conduce inevitablemente al totalitarismo, al concentrar un poder inmenso en manos del Estado.
  • El Conocimiento Disperso: Sostenía que la sociedad se basa en un conocimiento disperso, práctico y tácito, que no puede ser centralizado por ningún planificador. El mercado y una sociedad abierta son los únicos mecanismos capaces de gestionar eficientemente esta dispersión.
  • Defensa del Estado Mínimo: El papel del Estado debe limitarse a proteger la libertad individual y el funcionamiento de una sociedad libre, ya que cualquier expansión más allá de estas funciones amenaza con socavar los valores que pretende defender.

Michael Oakeshott (1901-1990)

Historiador y filósofo político británico, profesor en la London School of Economics, Oakeshott es quizás el heredero más directo del escepticismo burkeano en el siglo XX. Su obra es una profunda crítica al racionalismo en política y a la pretensión de gobernar la sociedad a través de ideologías o «políticas de libro».

Ideas Clave:

  • La «Asociación Civil»: Defendía un modelo de sociedad donde el respeto conservador por la costumbre, el prejuicio y la tradición se reconcilia con los valores liberales. El Estado actúa como un árbitro equidistante que permite el florecimiento del pluralismo social.
  • La Política como «Conversación»: Frente a la política entendida como la consecución de un fin o la implementación de un plan, Oakeshott proponía verla como una «conversación» polifónica, donde ninguna voz prevalece y los ciudadanos participan en la resolución de problemas sin una meta predefinida.
  • La Amistad como Raíz del Orden Político: Siguiendo a Aristóteles, afirmaba que es la amistad, y no el contrato, lo que constituye el verdadero fundamento del orden político.

Robert Nozick (1938-2002)

Filósofo de Harvard, Nozick es el autor más difícil de encuadrar estrictamente en esta corriente, ya que su defensa de los derechos individuales entronca con el liberalismo racionalista de Locke. Sin embargo, su radical crítica al Estado redistributivo ha tenido una enorme influencia en el discurso político del neoconservadurismo y la Nueva Derecha.

Ideas Clave:

  • Crítica a la Justicia Social: En su influyente obra Anarquía, Estado y utopía, atacó frontalmente la idea de «justicia social» popularizada por John Rawls. Argumentó que cualquier patrón de distribución de la riqueza impuesto por el Estado es injusto porque viola los derechos de propiedad de los individuos.
  • El Estado Mínimo: Sostenía que el único Estado moralmente justificable es el «Estado mínimo», aquel cuyas funciones se limitan estrictamente a proteger a los ciudadanos contra la fuerza, el robo y el fraude. Cualquier Estado que vaya más allá de estas funciones protectoras es ilegítimo.
  • Centralidad del Derecho de Propiedad: La relevancia del derecho de propiedad es el eje de su teoría, y la idea de que el Estado solo se justifica si garantiza los derechos individuales ha dominado el campo liberal-conservador contemporáneo.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿El liberalismo conservador es lo mismo que el conservadurismo?

No exactamente, aunque comparten muchos puntos. El liberalismo conservador es, ante todo, liberal: su valor fundamental es la libertad del individuo. El conservadurismo puro, en cambio, prioriza el orden, la autoridad y la tradición por encima de la libertad individual. Se podría decir que el liberalismo conservador es la rama más escéptica y prudente de la familia liberal.

2. ¿Cuál es la principal diferencia con el liberalismo progresista?

La actitud ante el cambio y la razón. El liberalismo progresista confía en la razón para transformar radicalmente la sociedad y ve la tradición como un obstáculo. El liberalismo conservador desconfía de los cambios bruscos y de la razón abstracta, y valora la tradición como una fuente de sabiduría y estabilidad.

3. ¿Qué visión tiene el liberalismo conservador del Estado?

Ve al Estado con una dualidad. Por un lado, es una amenaza potencial para la libertad individual y su poder debe ser estrictamente limitado. Por otro, es el garante indispensable del orden, la seguridad y el cumplimiento de los contratos, sin los cuales la libertad sería imposible. Defienden un Estado mínimo en sus funciones, pero fuerte en su ejecución.

4. ¿Un liberal conservador de hoy se parece a uno del siglo XIX?

Los principios fundamentales (libertad individual, gobierno limitado, respeto por la tradición, reforma gradual) se mantienen. Sin embargo, la práctica política de un liberal conservador hoy se enfrenta a retos distintos, como la globalización, el Estado del Bienestar o las políticas de identidad, lo que le obliga a adaptar sus respuestas a un contexto muy diferente al de Burke.

5. ¿Qué pensadores españoles se asocian al liberalismo conservador?

Aunque el manual no lo detalla, pensadores como José Ortega y Gasset a menudo son situados en esta tradición. Su crítica a la «rebelión de las masas», su defensa de las élites meritocráticas y su visión de la nación como un «proyecto sugestivo de vida en común» conectan con muchas de las preocupaciones del liberalismo conservador.


Referencias

  • Antón, J. A., & Torrens, X. (Eds.). (2016). Ideologías y movimientos políticos contemporáneos. Tecnos

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Santi Hernandez

Politólogo y divulgador científico. Creador de Política (con)ciencia

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