Llamando al timbre cósmico: la vida en el más allá – Trappist 1

Trappist 1 puede albergar condiciones para la vida humana

Johannes Kepler, H.G. Wells, Arthur C. Clarke – estos tres hombres compartieron con el mundo sus ideas, ilusiones, miedos y pasiones. Todo ello se vio influenciado por un pensamiento: la idea de la vida existiendo en un planeta diferente al nuestro. Los pasos agigantados en el avance de la ciencia y la tecnología nos permiten unir la realidad con nuestras fantasías más osadas. Exploremos el sistema Trappist 1, y veamos si la imaginación de Kepler, Wells y Clarke proponía una realidad a la par de su ficción.

“La raza humana ya no estaba sola.”

Arthur C. Clarke, El fin de la infancia



¿Hay alguien ahí?

Cada vez que una persona alza la vista al cielo y se sumerge en la profundidad de las estrellas en una noche despejada, la pregunta que más posibilidades tiene de pasar por su cabeza seguramente sea formulada de manera similar a la siguiente: ¿Habrá alguien más ahí arriba, o estamos solos en el universo? Una pregunta harto difícil de responder, sin duda, pero cada vez se conocen más detalles que permiten aproximarnos a ella, aunque sea de manera precavida.

       En el año 1961, Frank Drake encabezó un proyecto científico que por primera vez tuvo como objetivo el encontrar vida extraterrestre – a este se le llamó SETI –Search for Extraterrestial Intelligence– (Howells, 2024). Drake desarrolló una ecuación que permitía estimar el número de planetas dentro del universo conocido que cumpliesen con las características necesarias para albergar vida. Por entonces, se evaluó que el número de estrellas por planeta era de 100-1 – una cifra conservadora, fruto de los límites tecnológicos que impedían un estudio detallado de los astros (Nye, 2024). La Vía Láctea tiene entre 100.000 millones y 400.000 millones de estrellas, incluso tomando el (errado) ratio de 100 estrellas por planeta, habría entre 1.000 y 4.000 millones de planetas en nuestra galaxia; teniendo en cuenta que la materia de la que está formada la Tierra se encuentra por todo el universo, no sería disparatado postular que entre esos miles de millones de planetas hubiese alguno similar al nuestro.

       Desde 1992, la fabricación de telescopios satélite más avanzados como el Kepler, el TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite), o el James Webb Space Telescope, ha permitido identificar más de 5.500 planetas (Howells, 2024), a la vez que obtener un resultado más preciso para la ‘ecuación Drake’: se estima – con un nivel de confianza mucho mayor que antaño – que por cada estrella orbitan, como mínimo, uno o dos planetas. La cifra de potenciales planetas huéspedes de organismos vivientes se dispara.

Trappist 1

Trappist 1 es una enana roja1 situada a 40 años luz de la Tierra. Esta fue descubierta por el TRAPPIST (Trsansiting Planets and Planetesimals Small Telescope) en 2016, y se observó que tiene siete planetas en su órbita; al menos tres de ellos se encontrarían en la ‘zona habitable’ de la estrella (ni demasiado calor, ni demasiado frío). A pesar de estar situados en la zona ‘adecuada’ para el posible desarrollo de vida, la radiación solar alcanzaría niveles demasiado altos como para permitirlo (Davis, 2024).

Dado que la estrella es pequeña, sus planetas más cercanos disfrutan de una temperatura templada, ya que Trappist 1 no produce tanto calor como otras estrellas de mayor tamaño – ej., el Sol; sin embargo, su cercanía también conlleva que la radiactividad absorbida sea mucho más intensa, lo cual supondría que la atmósfera de dichos planetas se viese dañada, y su capacidad de albergar los elementos necesarios que prevengan una superficie inhóspita para la vida, neutralizada.

       A simple vista, los datos presentados invitan a pensar que la búsqueda de vida en este sistema es una empresa sin sentido, incluso absurda – ¿para qué gastar recursos y tiempo intentando encontrar algo que, simplemente, no puede estar ahí? No obstante, existe margen para el optimismo, ya que uno de estos planetas podría beneficiarse de la erosión de su atmósfera principal: Trappist-1 e.

Trappist 1 e

En nuestro sistema solar, podemos observar que los planetas más cercanos al Sol poseen una atmósfera fina en comparación con la de los que se encuentran más alejados. Este modelo (planeta rocoso cercano a la estrella, planeta gaseoso más alejado) es el que se suele utilizar para hipotetizar paradigmas de sistemas planetarios diferentes.

       Krissansen-Totton et. al. (2024) proponen un escenario en el cual, durante los primeros miles de millones de años, todos los planetas del sistema Trappist 1 poseen una abundante atmósfera; la intensa radiación emitida por su estrella iría ‘arrancando’ poco a poco las capas exteriores de su atmósfera, dejando una secundaria al descubierto. En el caso de Trappist 1 e, su atmósfera primaria, rica en hidrógeno, no solo se iría desintegrando al reaccionar con los altos niveles de radiación X y ultravioleta, sino que la abundancia de este elemento permitiría una considerable producción de agua al reaccionar con los silicatos presentes en la superficie. Esto podría ocurrir también en Trappist 1 b, pero la atmósfera de este precluiría el necesario escape de radiación térmica que garantice la presencia de agua en estado líquido. Los siguientes gráficos son de especial interés a la hora de entender por qué Trappist-1 e podría ser un buen candidato a pesar de los inconvenientes mencionados anteriormente.2

El gráfico ‘a)’ muestra el cambio de temperatura en el manto (línea azul) y en la superficie (línea amarilla discontinua), mientras que en ‘e)’ se observa la presencia y las variaciones en la presión de los elementos indicados. El eje horizontal indica el paso del tiempo (102 = 100 años, 104 = 10.000 años, etc.). La línea discontinua vertical marca el momento en el que los océanos de lava se cristalizan, dando lugar a una superficie sólida.

Estos diagramas exponen la evolución de las variables indicadas con el paso del tiempo en Trappist 1 e contemplando la existencia de una atmósfera inicial rica en H2. Como se puede observar en el gráfico ‘a)’, la temperatura de este planeta en la superficie tras 1010 (diez mil millones) [de] años posee valores de, aproximadamente, 200 K (-73 °C). Si bien esta es una temperatura demasiado hostil como para permitir el origen de vida, las grandes cantidades de CO2 y vapor de agua presentes en esta atmósfera ‘secundaria’ retendrían parte de la radiación solar, incrementando gradualmente de ese modo la temperatura del planeta.

       Por último, cabe destacar que moléculas como el O2, H2O o el CO2, juegan un papel fundamental en el desarrollo de la vida, dado que esta no sería posible en su ausencia, (entendiendo como vida aquella que conocemos – orgánica, especialmente rica en carbono). El gráfico ‘e)’ muestra la (probable) abundancia de estos elementos en Trappist-1 e, en el caso de que su atmósfera primaria fuese copiosa en hidrógeno.

¿Existe vida en Trappist 1?

Pese a que los datos presentados no son prueba que confirme la presencia de vida en el sistema Trappist 1, su estudio nos obsequia con la certeza de que existen mundos similares al nuestro en los que los ingredientes que la conforman sí se hallan; la receta de la vida es un elemento común en el laboratorio del cosmos.


  1. Estrella pequeña y fría (2.000-4.500 K) cuya vida media supera los miles de millones de años. Debido a su pequeño tamaño, el campo electromagnético que las cubre es más inestable, lo que permite mayores y más frecuentes emisiones de radiación. Para más información, véase: https://www.youtube.com/watch?v=EegNfVwEBoY min. 10:40 (vídeo en inglés). ↩︎
  2. Fuente: https://www.nature.com/articles/s41467-024-52642-6. ↩︎

Referencias

  • Krissansen-Toton, J. et al. (2024) The erosion of large primary atmospheres typically leaves behind substantial secondary atmospheres on temperate rocky planets. Disponible en:  https://www.nature.com/articles/s41467-024-52642-6 (Visitado: 22 Nov 2024).
  • Nye, B. et al. (2024) The Planetary Report. Volume 44 (2).
  • Smethurst, B. (2024) Is there hope for JWST and the TRAPPIST-1 planets after all? (Video). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=EegNfVwEBoY (Visitado: 22 Nov 2024).

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