Entre los principales temas internacionales en 2025 que marcarán la agenda internacional, descubre cómo la democracia en crisis, la inseguridad global, y la multipolaridad marcarán la geopolítica mundial. Un año de incertidumbres donde una multitud de actores están transformando el panorama mundial y cómo podrían redefinir el frágil equilibrio de orden global.
Tabla de Contenidos
El mundo en 2025 se presenta con más preguntas que respuestas. Entre la incertidumbre política, los cambios geopolíticos y el desmantelamiento institucional, los desafíos internacionales alcanzan nuevas dimensiones. Según el informe de CIDOB (2024), el año 2025 se perfila como una resaca electoral global, con resultados marcados por el descontento ciudadano, donde incluso los gobiernos reelegidos han emergido debilitados. Este contexto resalta un fenómeno de desgaste democrático y una complejidad creciente en las relaciones internacionales.
En este artículo analizamos cuatro grandes tendencias que marcarán la agenda internacional: la crisis de la política democrática, la inseguridad global, la transformación del descontento «antiestablishment» a través de la extrema derecha y el mundo multipolar que emerge a través de bloques geopolíticos. Estas claves nos ofrecen un panorama de los desafíos inmediatos.
Crisis de la Política Democrática
En 2025, la democracia enfrenta un desgaste evidente. El CIDOB (2024) destaca que cuatro de cada nueve estados han retrocedido en su calidad democrática, mientras que solo uno de cada cuatro ha mostrado avances. Este debilitamiento se refleja en las elecciones recientes, donde el «negacionismo electoral» y la falta de confianza en los procesos democráticos han ganado terreno. Al igual que el poder configura las relaciones sociales y políticas a través de su ejercicio y percepción, este fenómeno resalta la importancia de las estructuras democráticas para mantener la legitimidad institucional.
La «egopolítica» también marca esta época, caracterizada por el protagonismo de liderazgos narcisistas y el debilitamiento de los sistemas institucionales tradicionales. Figuras como Donald Trump, quien regresa a la Casa Blanca, representan una política basada en personalismos y gesticulación más que en proyectos estructurados. Este fenómeno, combinado con el descontento ciudadano y la fragmentación parlamentaria, complica aún más la capacidad de respuesta de las democracias tradicionales.
El ingreso de actores privados en los gobiernos , como Elon Musk en el Departamento de Innovación Tecnológica de EE.UU., subrayan cómo los gobiernos tienen dilemas a la hora de integrar a los actores privados sin perder soberanía o influencia. Además, el debilitamiento de pilares tradicionales europeos como el motor franco-alemán afecta profundamente la cohesión y estabilidad de la Unión Europea a medio plazo.
Inseguridad Global
La inseguridad global se ha convertido en una constante. Los conflictos enquistados, como la guerra en Ucrania o la transición política incierta en Siria tras la caída del régimen de Bashar al-Assad, ponen de manifiesto la incapacidad del sistema internacional para resolver las causas estructurales de los conflictos (CIDOB, 2024). Además, la militarización de las relaciones internacionales y el aumento de tensiones comerciales y tecnológicas entre potencias como Estados Unidos y China refuerzan esta sensación de incertidumbre. Comprender cómo la economía influye en estas tensiones ayuda a desentrañar la compleja interacción entre política y recursos. Este contexto subraya la necesidad de un multilateralismo renovado que, sin embargo, parece más difícil de alcanzar que nunca.
El «Antiestablishment» y la Extrema Derecha
El auge de la extrema derecha continúa moldeando el panorama político global. Según Foa (2024), estos movimientos ofrecen respuestas simples a problemas complejos, apelando a un discurso identitario y excluyente. La normalización de estas narrativas en Europa, América Latina y Estados Unidos es alarmante, ya que plantea una amenaza directa a los valores democráticos.
Por su parte, Rovira (2024) destaca la peligrosa transformación de la derecha convencional, que adopta cada vez más elementos del discurso de extrema derecha. Este fenómeno refleja cómo las democracias han evolucionado y enfrentado retos a lo largo del tiempo. Esta evolución responde a una combinación de crisis sociales y el desgaste de las opciones tradicionales, lo que permite a la extrema derecha capitalizar el descontento ciudadano con mensajes de «recuperación nacional» y proteccionismo económico. Adicionalmente, este desplazamiento también se observa en los cambios discursivos de partidos tradicionales que buscan competir por el mismo electorado, lo que termina normalizando agendas radicales en el centro del debate político. Esta tendencia fragmenta aún más el espectro político, dificultando la formación de consensos y debilitando las estructuras democráticas.
Multipolaridad y Bloques Geopolíticos
El sistema internacional parece desplazarse hacia un modelo multipolar, donde los bloques geopolíticos adquieren un protagonismo creciente. La emergencia del Sur Global, como coaliciones de países en desarrollo lideradas por los BRICS, desafía las estructuras de poder tradicionales al reclamar un papel más activo y equitativo en la gobernanza global. El CIDOB (2024) señala que estas coaliciones buscan contrapesar la influencia de las potencias tradicionales, promoviendo una gobernanza global más equitativa.
En paralelo, la rivalidad entre Estados Unidos y China continúa dominando la agenda internacional, con implicaciones que van desde guerras tecnológicas hasta disputas comerciales. Este escenario también favorece la aparición de «coaliciones ad hoc» para abordar temas específicos, como el cambio climático o la seguridad regional. Por un lado, Estados Unidos impulsa un enfoque proteccionista combinado con un hiperdesarrollo tecnológico, que busca consolidar su liderazgo en la inteligencia artificial y las energías renovables. Por otro, China intensifica su influencia en el Indopacífico, reclamando indirectamente un rol hegemónico en la región mediante acuerdos económicos y militares que expanden su «área natural de influencia». Estas estrategias, aunque divergentes, reflejan una pugna constante por la hegemonía global, donde los intereses de cada potencia redefinen las reglas del juego. Este panorama fragmentado no solo diluye el multilateralismo, sino que también replantea el equilibrio de poder en un mundo de bloques cada vez más autónomos.
En un mundo en una vertiginosa transformación, 2025 plantea una serie de desafíos llenos de incertidumbre. El panorama global parece navegar hacia una transición sin un rumbo especialmente claro. A medida que las grandes potencias avanzan con estrategias divergentes, el resto del mundo espera ver cuáles de estos planteamientos se formalizarán y cómo podrían influir en la estabilidad del sistema internacional.
¿Estamos realmente preparados para navegar este futuro ambiguo? Quizá el verdadero reto no está solo en adaptarse, sino en fomentar un multilateralismo inclusivo que reconozca la diversidad de visiones y necesidades. La responsabilidad de construir un mundo más estable y equitativo es compartida, pero también es una carrera contra el tiempo.
Referencias
- CIDOB. (2024). El mundo en 2025: Diez temas que marcarán la agenda internacional. https://www.cidob.org/publicaciones/el-mundo-en-2025-diez-temas-que-marcaran-la-agenda-internacional
- Foa, R. (2024). El auge de la ultraderecha: ¿Una amenaza para la unidad occidental? En Anuario Internacional CIDOB (pp. 98-108). https://www.cidob.org/publicaciones/anuario-internacional-cidob-2025
- Rovira, C. (2024). La peligrosa transformación de la derecha convencional. En Anuario Internacional CIDOB (pp. 109-117). https://www.cidob.org/publicaciones/anuario-internacional-cidob-2025