Las elecciones presidenciales en Venezuela son un evento crucial que marca la trayectoria política del país. La continua inestabilidad de los regímenes políticos en América Latina, desde las olas neoliberales impulsadas principalmente por la influencia de su vecino gigante del norte hasta las olas socialistas, en respuesta a las desigualdades y problemas económicos derivados de ellas como Lula en Brasil, Correa en Ecuador, Morales o los Kirchner en Bolivia y Argentina respectivamente, han provocado vaivenes en sus sistemas políticos, con evidentes erosiones democráticas y pugnas por concentración de poder.
En Venezuela, el ascenso de Hugo Chávez en 1998 y continuado por Nicolás Maduro tras su muerte, ha enfrentado numerosos desafíos económicos, políticos y sociales. En este artículo, exploraremos el impacto de este régimen, una breve definición de los movimientos populistas, el contexto actual de sanciones y negociaciones, el resurgimiento de la oposición bolivariana, y los posibles escenarios futuros post-elecciones.
Chávez y Maduro: el Socialismo del Siglo XXI Latinoamericano
El régimen de Hugo Chávez, iniciado en 1999, fue uno de los primeros estandartes del llamado «socialismo del siglo XXI», un modelo que combina elementos del socialismo clásico con adaptaciones contemporáneas. Este enfoque ha generado profundos cambios en la estructura política y económica de Venezuela, consolidando el poder del chavismo y perpetuando la influencia de Nicolás Maduro tras la muerte de Chávez en 2013 (Cubas Ramacciotti, 2024, pp. 264-266). El Socialismo del Siglo XXI se distingue por su énfasis en la redistribución de la riqueza y la nacionalización de industrias clave, especialmente la petrolera, que ha sido utilizada como herramienta para financiar programas sociales y consolidar el control político del gobierno (pp. 273-275).
Este modelo también ha implicado un aumento significativo del gasto público en servicios sociales, con la implementación de las llamadas «misiones bolivarianas», programas destinados a mejorar la educación, la salud y la vivienda de los sectores más pobres de la población. La principal fuente de financiación para estas políticas sociales se ha desarrollado principalmente a través de los ingresos del petróleo, como hemos mencionado antes, y el control del gobierno de la principal industria petrolífera, PDVSA. Debido a esta dependencia excesiva de los ingresos en materias primas y el poco desarrollo industrial, en especial a la poca diversificación económica, la balanza pública ha estado supeditada a las épocas de bonanza.
Cuando el petróleo ha dejado de fluir, el país ha experimentado déficits insostenibles del gasto público, con problemas derivados de inflación, acceso a materias básicas y una excesiva dependencia de las ayudas públicas. Además, estas políticas han sido duramente criticadas por su ineficiencia y corrupción, así como por crear una dependencia insostenible del Estado, exacerbando la crisis económica cuando los precios del petróleo cayeron (pp. 276-278).
Comparación con los Modelos Populistas (de Derechas e Izquierdas)
El populismo en América Latina se ha manifestado tanto en la derecha como en la izquierda. Mientras líderes como Jair Bolsonaro en Brasil representan el populismo de derecha, el régimen de Maduro en Venezuela ejemplifica el populismo de izquierda. Ambos enfoques, aunque ideológicamente opuestos, comparten estrategias similares de conexión directa con el pueblo y la retórica anti-establishment ( pp. 267-270).
Los modelos populistas, ya sean de derecha o de izquierda, se caracterizan por su retórica polarizadora que divide a la sociedad entre «el pueblo» y «las élites corruptas», o como diría Ernesto Laclau: “la retórica amigo-enemigo” que, de alguna manera ayuda a construir identidades muy fuertes en bandos irreconciliables. En el caso de la derecha, como con Bolsonaro, se promueve un nacionalismo fuerte y políticas de mano dura contra el crimen, mientras que en la izquierda, como en el caso de Chávez y Maduro, se enfoca en la justicia social y la redistribución de la riqueza ( pp. 270-273).
A pesar de sus diferencias ideológicas, ambos tipos de populismo suelen resultar en la concentración de poder en manos del líder, el debilitamiento de las instituciones democráticas y un aumento en la corrupción y el clientelismo. Estos modelos también tienden a utilizar la propaganda y el control de los medios de comunicación para mantener su poder y manipular la opinión pública ( pp. 272-276).
Apertura de Negociaciones con la condición de unas “Elecciones Libres”
Apertura y negociaciones con EE. UU.
Las sanciones internacionales, especialmente de Estados Unidos, han tenido un impacto significativo en la economía venezolana. Desde 2014, Estados Unidos ha implementado sanciones que afectan tanto a individuos clave del régimen de Maduro, acusados de corrupción y clientelismo, como a la economía en general, particularmente a la industria petrolera, que es la principal fuente de ingresos del país. Estas sanciones han exacerbado la crisis económica y social en Venezuela, aumentando la presión sobre el gobierno para buscar una solución (pp. 276-278).
En respuesta a esta presión, el gobierno de Maduro ha buscado iniciar negociaciones con Estados Unidos y otras potencias internacionales (que incluyen a la unión europea y a China en especial como una via para poder vender sus recursos en otra vía fuera de la supervisión de las Naciones Unidas) para aliviar las sanciones a cambio de promesas de elecciones libres y reformas democráticas. Estas negociaciones, conocidas como los «Pactos de Barbados», han sido un intento de abrir canales de diálogo y encontrar una solución política a la crisis (pp. 278-280).
Los pactos de Barbados
Los «Pactos de Barbados» han incluido acuerdos preliminares que buscan un equilibrio entre mantener el control gubernamental y ceder en ciertos aspectos democráticos para ganar apoyo internacional y aliviar sanciones. Estos pactos implican la posibilidad de realizar elecciones supervisadas internacionalmente, la liberación de presos políticos y la apertura a la ayuda humanitaria (Cubas Ramacciotti, 2024, pp. 280-282).
A pesar de estos esfuerzos, las negociaciones han enfrentado numerosos obstáculos, incluyendo la desconfianza mutua y la resistencia de sectores más radicales dentro del gobierno y la oposición. Cabe mencionar que, a medida que se han ido acercado los procesos electorales, las promesas democráticas se han ido poniendo en tela de juicio con las inhabilitaciones a los opositores, continuos señalamientos y la negativa a observadores internacionales de entrar al país a supervisar el proceso electoral. Sin embargo, esta presión representa una esperanza de cambio y una posible salida a la prolongada crisis venezolana ( pp. 282-284).
Los rivales en las elecciones presidenciales: El ascenso de la Oposición Bolivariana
María Corina Machado y el Candidato de Consenso Edmundo González
La oposición bolivariana ha encontrado en María Corina Machado y Edmundo González Urrutia (el sorpresivo candidato a las elecciones presidenciales tras la sospechosa inhabilitación de la candidata opositora) dos figuras clave para desafiar el régimen de Maduro. Ambos candidatos representan una esperanza de cambio para muchos venezolanos cansados de los problemas del régimen chavista. María Corina Machado, una ex diputada y defensora de los derechos humanos, se ha posicionado como una crítica feroz del chavismo y una defensora de las libertades democráticas. Edmundo González, por otro lado, ha emergido como un candidato de consenso, uniendo diversas facciones de la oposición en torno a un programa común de reformas políticas y económicas ( Glatsky, 2024, 16 de mayo).
¿Las Elecciones son Libres y Justas?
La transparencia de las elecciones ha sido un punto de controversia. Observadores internacionales y locales han señalado irregularidades en el proceso electoral, cuestionando la legitimidad de los comicios. Estas irregularidades incluyen el uso de recursos del estado para favorecer al partido gobernante, la manipulación de los medios de comunicación y el acoso a los opositores políticos (Voz de América, 2024, 14 de julio).
¿Cómo se Vota en Venezuela?
El sistema electoral venezolano ha sido objeto de reformas y críticas. Desde el uso de máquinas de votación hasta el acceso desigual a recursos, el proceso electoral en Venezuela enfrenta múltiples desafíos. Estas críticas se centran en la falta de transparencia y en la manipulación del registro electoral, así como en la intimidación de votantes y la violencia política (Voz de América, 2024, 14 de julio).
Prospecciones y la «Guerra de las Encuestas de las Elecciones»
Las encuestas reflejan un escenario competitivo, con Edmundo González aventajando a Maduro en varios sondeos. Sin embargo, la desinformación y la manipulación de datos son preocupaciones constantes. La «guerra de encuestas» en Venezuela ha creado un clima de incertidumbre y desconfianza, donde diferentes encuestadoras presentan resultados contradictorios, muchas veces influenciadas por intereses políticos (CNN en Español, 2024, 15 de julio).
¿Qué Escenarios se Presentan en las Elecciones Presidenciales Después del 28 de Julio?
El futuro político de Venezuela post-elecciones es incierto. Si la oposición logra consolidar su posición, podría significar el inicio de una transición democrática. Este escenario implicaría una serie de reformas para restaurar las instituciones democráticas y la economía del país. Sin embargo, este proceso no será fácil y enfrentará la resistencia de sectores del chavismo que aún tienen poder significativo, especialmente en el ámbito militar y en los servicios de inteligencia. Otro de los problemas importantes que se podría presentar es la posible salida del actual presidente, iniciando unas negociaciones por parte de los sectores duros que traten de esquivar tanto a la justicia nacional e internacional de las acusaciones de crímenes contra la humanidad.
Por otro lado, si Maduro mantiene el poder, es probable que continúen las tensiones internas y externas y la más que probable imposibilidad de volver a disputar al presidente su posición, incluso hasta que este muera. Este escenario perpetuaría la crisis actual, con un gobierno que sigue siendo visto como ilegítimo por una parte significativa de la comunidad internacional y de la población venezolana. La persistencia del autoritarismo y una «democracia de baja calidad» seguirían siendo características del régimen, con pocas esperanzas de mejoras significativas en la situación económica y social del país (CNN en Español, 2024, 15 de julio).
Referencias
1. Cubas Ramacciotti, R. (2024). Consideraciones sobre los orígenes de los populismos progresistas en América Latina y la persistencia del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela. Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política, Humanidades y Relaciones Internacionales, pp. 263-288.
2. Glatsky, G. (2024, 16 de mayo). Venezuela’s 2024 Presidential Vote: What to Know. The New York Times. Recuperado de NYT
3. Voz de América. (2024, 14 de julio). La Guerra de Encuestas se Desata en Venezuela. Recuperado de VOA.
4. CNN en Español. (2024, 15 de julio). Elecciones Presidenciales en Venezuela: Maduro y Biden. Recuperado de CNN español
5. AP News. (2024, 14 de julio). ¿Cómo funcionan las elecciones generales en Venezuela?. Recuperado de AP news