El consumo. ¿una decisión personal o una imposición social?

El consumo es algo muy habitual hoy en día

El consumo es una actividad diaria para todos. Cada vez que elegimos qué comida comprar, qué ropa vestir o qué experiencias disfrutar, creemos estar tomando decisiones libres y racionales. La economía clásica refuerza esta idea, presentándonos como consumidores que eligen de manera lógica lo que más les conviene. Sin embargo, la sociología del consumo nos invita a mirar más allá, mostrando cómo nuestras elecciones están profundamente influenciadas por la sociedad, la cultura y las emociones. ¿Somos realmente tan libres al consumir como pensamos?



El «homo economicus» y la racionalidad en el consumo

En los años cincuenta, la economía clásica popularizó el concepto de «homo economicus«, un consumidor ideal que toma decisiones basadas exclusivamente en la lógica y la maximización de su bienestar. Según esta teoría, elegimos productos únicamente porque satisfacen nuestras necesidades al mejor precio, sin que factores externos como la publicidad, las emociones o el contexto social nos influyan.

Por ejemplo, si alguien elige comprar en un centro comercial porque tiene estacionamiento gratuito y buenos precios, estaría actuando según el modelo del homo economicus. Este enfoque, sin embargo, ignora que el consumo no ocurre en el vacío. La sociología del consumo critica esta visión simplista, argumentando que nuestras decisiones están profundamente condicionadas por factores culturales y sociales (Neme & Rodríguez-González, 2013, p. 28).

La sociología del consumo: una perspectiva crítica

La sociología cuestiona la idea del consumidor como un agente completamente racional. En lugar de eso, lo considera influenciado por su entorno, su historia personal y los mensajes que recibe de la publicidad y los medios. Según Adorno y Chamorro Mielke (2007), los productos culturales —como anuncios, programas de televisión o canciones— no solo nos ofrecen bienes, sino también valores y normas sociales que moldean nuestras decisiones y nuestra forma de ver el mundo (p. 143-147).

Por ejemplo:

  • La publicidad emocional: Anuncios como los de Estrella Damm no solo venden cerveza. También promueven valores como la sostenibilidad o la conexión con la naturaleza, vinculando el consumo del producto con un estilo de vida deseable (Reason Why, 2022-a).
  • El consumo como símbolo social: Según Veblen, comprar ciertos productos es una forma de mostrar estatus. No se trata solo de lo que necesitamos, sino de lo que queremos que los demás vean en nosotros (Neme & Rodríguez-González, 2013, p. 28-29).

¿El consumo nos hace felices?

Vivimos en una sociedad donde el consumo a menudo se presenta como la clave de la felicidad. Comprar el último dispositivo tecnológico, el coche más moderno o unas vacaciones exóticas parece ser la solución para nuestros problemas. Sin embargo, esta búsqueda de satisfacción puede convertirse en un círculo interminable, donde nunca sentimos que tenemos suficiente.

Adorno (1954) argumenta que los medios de comunicación y la industria cultural influyen en nuestras decisiones a nivel consciente e inconsciente, moldeando nuestras expectativas y definiendo lo que «necesitamos». Esto puede llevarnos a una sensación de alienación, donde el consumo no llena realmente el vacío que queremos llenar, sino que perpetúa una insatisfacción constante.

El consumo y las desigualdades sociales

La sociología del consumo también explora cómo nuestras decisiones están vinculadas a la posición social. Según Pierre Bourdieu, no solo consumimos productos; también adquirimos símbolos que reflejan nuestra identidad y estatus (García Ruiz, 2010, p. 306-307). Por ejemplo, elegir entre un reloj de lujo o uno económico no siempre responde a su funcionalidad, sino a lo que representan dentro de nuestra cultura.

Además, el consumo puede reproducir desigualdades sociales. Mientras que algunas personas pueden permitirse bienes que les otorgan estatus y reconocimiento, otras quedan excluidas, perpetuando un sistema donde las diferencias económicas se traducen en diferencias sociales (Veblen, 2010, p. 76).

¿Podemos consumir de manera consciente?

Si bien la sociología critica la idea de que el consumo sea completamente libre, también nos ofrece herramientas para reflexionar sobre nuestras decisiones. Algunas preguntas clave podrían ser:

  • ¿Realmente necesito este producto o estoy respondiendo a una tendencia o presión social?
  • ¿Qué impacto tienen mis elecciones en el medio ambiente y la sociedad?
  • ¿Estoy apoyando valores con los que me identifico al consumir ciertas marcas?

Al cuestionar nuestras decisiones de compra, podemos tomar el control de nuestro consumo y alejarnos de las influencias que buscan definirnos únicamente como consumidores.


Cómo ves, el consumo no es simplemente un acto individual, sino una actividad profundamente influenciada por estructuras sociales y culturales. Al reflexionar sobre cómo y por qué consumimos, podemos tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestros valores, evitando caer en el ciclo de insatisfacción que promueve el consumismo moderno.

¿Qué opinas tú?

¿Crees que nuestras decisiones de consumo son realmente libres, o están influenciadas por la publicidad y la cultura? ¿Cómo podemos equilibrar nuestras necesidades personales con un consumo más consciente y sostenible? ¡Comparte tu opinión y abre el debate!

Referencias

  • Adorno, T. (1954). Televisión y cultura de masas. https://www.marxists.org/espanol/adorno/1954/0001.htm
  • Adorno, T. y Chamorro Mielke, J. (Trad.) (2007). Dialéctica de la ilustración fragmentos filosóficos (Obra completa, 3): (1 ed.). Madrid, Ediciones Akal. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/uoc/232349?page=143.
  • Fernández, Rodrigo A. (2009). Hacia una Nueva Conceptualización del Homo-Economicus – Aportes a la Teoría del Consumidor. Visión de futuro, 12(2) http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1668-87082009000200005&lng=es&tlng=es.
  • García Ruiz, P. (2010). Consumo e identidad: un enfoque relacional. Anuario filosófico, 43 (98), 299-324.
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  • Neme, S., & Rodríguez-González, L. (2013). Consumo simbólico: una perspectiva sociocultural en la comprensión del comportamiento del consumidor. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología, 6 (2), 27-33
  • Salazar, J. R. (s.f.). Moda, identidad y cambio social: Tres aspectos importantes del estudio de la industria cultural. https://www.academia.edu/download/46083982/J_SALAZAR.pdf
  • Soldevilla Pérez, C. (2003). Triálogo: Aproximaciones teóricas a la Sociología del Consumo. Vivat Academia (Alcalá de Henares), 32, 11–95. https://doi.org/10.15178/va.2002.32.11-95
    Vázquez Parra, J. C., Nieto Caraveo, E. y García Caballero, L. (2018). Economía y Utilitarismo. La necesidad de una teoría racional apegada a la realidad. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, (54), 129-144.
  • Veblen, Thorstein (2000). «El consumo ostensible», en Veblen, Thorstein. Teoría de la clase ociosa. México D.F. :FCE-Fondo de Cultura Económica, pp. 73-107.

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