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Renta Básica e Inteligencia Artificial: ¿Qué dice la evidencia científica?

La relacion entre renta basica e inteligencia artificial

Es definitivo, la inteligencia artificial ha venido para quedarse. El avance imparable de la inteligencia artificial (IA) y la automatización está redefiniendo el futuro del trabajo, planteando la posibilidad de una disrupción laboral a una escala sin precedentes. Mientras las nuevas tecnologías prometen un aumento de la productividad, también son objeto una profunda incertidumbre sobre el empleo y la estabilidad económica de millones de personas. En este contexto, la idea de una renta básica o un ingreso garantizado ha resurgido con fuerza como una posible solución política. Pero, ¿qué sucede realmente cuando se proporciona a las personas un ingreso incondicional? ¿Dejan de trabajar? ¿Mejoran sus condiciones de vida? ¿Cambian sus actitudes políticas? Este artículo se adentra en la evidencia generada por uno de los experimentos sociales más ambiciosos hasta la fecha para responder a estas preguntas y analizar si la renta básica es la respuesta que necesitamos para la era de la IA.



Renta básica e inteligencia artificial

El debate sobre la renta básica no es nuevo, pero ha adquirido una perspectiva renovada ante la posibilidad de que la IA automatice no solo trabajos manuales, sino también tareas cognitivas complejas. El temor a un aumento del desempleo estructural, la precarización del trabajo a través de la «gig economy» y la creciente desigualdad de ingresos han llevado a académicos y responsables políticos a buscar soluciones audaces (Open Research, 2024).

La renta básica garantizada, definida como una transferencia de dinero periódica, incondicional y universal, se postula como una herramienta para proporcionar una red de seguridad económica, fomentar el emprendimiento y dar a las personas la libertad de adaptarse a un mercado laboral en constante cambio. Sin embargo, durante mucho tiempo, la discusión se ha basado en «conjeturas, estereotipos y estudios desactualizados» ( p. 3). Para superar esto, la investigación ha pasado de la teoría a la práctica a través de experimentos sociales a gran escala.

¿Cómo será el trabajo en tiempos de Inteligencia Artificial?

La motivación para estudiar la renta básica está directamente ligada a las tendencias económicas y tecnológicas que están remodelando nuestras sociedades. En países como Estados Unidos, la desigualdad de ingresos ha aumentado drásticamente, la clase media se está reduciendo y la pobreza extrema, lejos de desaparecer, ha aumentado (Open Research, 2024, p. 4).

La automatización y la IA amenazan con acelerar estas tendencias. Los trabajos de baja cualificación son los más vulnerables, pero la disrupción se extiende a sectores cada vez más amplios. Los sistemas de protección social existentes, a menudo complejos y condicionados al empleo, parecen insuficientes para hacer frente a esta nueva realidad. En este contexto, la idea de una renta básica busca romper los «círculos viciosos económicos, sociales y psicológicos» que mantienen a las personas atrapadas en la pobreza y ofrecer una base de estabilidad desde la cual puedan construir sus vidas.

El experimento social de Open Research sobre la renta básica

Para pasar de la conjetura a la evidencia, se han puesto en marcha diversos ensayos controlados aleatorizados (RCT, por sus siglas en inglés). Uno de los más significativos es el OpenResearch Unconditional Income Study (ORUS), un experimento a gran escala en Estados Unidos.

  • Diseño del experimento: 3.000 individuos de bajos ingresos fueron seleccionados en dos estados de EE. UU. De ellos, 1.000 fueron asignados aleatoriamente al grupo de tratamiento, recibiendo 1.000 dólares al mes de forma incondicional durante tres años. Los 2.000 restantes formaron el grupo de control, recibiendo 50 dólares al mes (Miller, S. et al., 2024; Vivalt et al., 2024).
  • Recopilación de datos: El estudio recopiló una cantidad ingente de datos a través de encuestas, entrevistas cualitativas, datos administrativos (empleo, salud, voto) y una aplicación móvil personalizada para registrar el uso del tiempo y el consumo.

Este diseño experimental permite aislar el efecto causal del ingreso en una amplia gama de resultados, proporcionando una base sólida para evaluar el impacto de una renta básica.

Impacto en el Empleo y el Uso del Tiempo

La principal preocupación de los críticos de la renta básica es que podría desincentivar el trabajo. Los resultados del estudio ORUS (Vivalt et al., 2024), ofrecen una respuesta matizada a esta cuestión.

  • Oferta de trabajo: Se observó una reducción modesta pero estadísticamente significativa en la oferta laboral. Los participantes del grupo de tratamiento trabajaron, de media, entre 1,3 y 1,4 horas menos por semana. También se registró una pequeña disminución (2 puntos porcentuales) en la probabilidad de tener un empleo.
  • Efecto en el hogar: Curiosamente, las parejas de los participantes también redujeron sus horas de trabajo en una cantidad comparable, lo que sugiere que las decisiones sobre el trabajo se toman a nivel del hogar, buscando un equilibrio entre ingresos y tiempo libre.
  • Uso del tiempo: ¿A qué dedicaron este tiempo liberado? Los datos de los diarios de tiempo muestran que el mayor aumento se produjo en el ocio, seguido de actividades como el transporte y la gestión de las finanzas personales. No se observaron aumentos significativos en el tiempo dedicado al cuidado de niños o mayores, ni en la inversión en formación o educación, aunque los participantes más jóvenes sí mostraron una mayor propensión a matricularse en programas educativos.

En resumen, la renta básica tiene un efecto moderado en la reducción del trabajo, pero este tiempo no se reinvierte masivamente en otras actividades consideradas «productivas» desde un punto de vista económico tradicional.

Impacto en las Condiciones Humanas: Salud y Bienestar

Otra de las grandes promesas de la renta básica es su potencial para mejorar la salud y el bienestar al reducir el estrés financiero y la precariedad. Los hallazgos del estudio (Miller et al., 2024), revelan una imagen compleja.

  • Salud mental y estrés: Se observaron mejoras significativas pero de corta duración. Durante el primer año, los receptores de la renta reportaron menores niveles de estrés y una mayor seguridad alimentaria. Sin embargo, estos efectos tendieron a desaparecer en el segundo y tercer año del experimento.
  • Salud física: Los resultados fueron sorprendentemente nulos. No se encontró ninguna mejora en los indicadores de salud física, ni en las encuestas de autoevaluación ni en los biomarcadores medidos a través de análisis de sangre (presión arterial, colesterol, etc.).
  • Uso de servicios sanitarios: A pesar de no mejorar su salud, los participantes aumentaron su uso de servicios médicos, especialmente visitas al hospital, urgencias y atención dental. También incrementaron su gasto médico mensual en unos 20 dólares de media.
  • Comportamientos y hábitos: No se observaron cambios significativos en el tiempo dedicado a dormir o hacer ejercicio. Los resultados sobre el consumo de alcohol o drogas fueron mixtos y no concluyentes.

La evidencia sugiere que un ingreso garantizado puede aliviar el estrés inmediato y facilitar el acceso a ciertos cuidados médicos, pero no parece ser una solución directa para reducir las disparidades de salud a largo plazo.

Impacto en las Actitudes Políticas

¿Puede una mejora en la situación económica de una persona cambiar sus ideas o su comportamiento político? El estudio sobre los datos del ORUS indica que las actitudes políticas son notablemente resistentes al cambio.

  • Participación política: En contra de lo que predicen las teorías basadas en los recursos, la renta básica no tuvo ningún efecto en la participación electoral ni en el interés por la política.
  • Ideología y preferencias: Las preferencias políticas de los participantes se mantuvieron estables. No se volvieron más conservadores económicamente (como se podría esperar al tener más ingresos), ni cambiaron su identificación partidista.
  • Confianza y polarización: No se observaron cambios en la confianza en el gobierno, el apoyo a la democracia o los niveles de polarización afectiva.
  • Actitudes hacia los demás y el trabajo: Se detectaron dos efectos sutiles pero interesantes. Primero, una ligera mejora en los sentimientos hacia su propio grupo racial y hacia otros grupos, lo que podría atribuirse a una mejora general del estado de ánimo. Segundo, y de forma contraintuitiva, los receptores de la renta pasaron a dar más importancia al valor del trabajo, quizás como una forma de diferenciarse de estereotipos negativos o porque la seguridad económica les permitió valorar el trabajo de otra manera.

Estos hallazgos sugieren que las predisposiciones políticas son duraderas y no se ven fácilmente alteradas por cambios en la situación económica personal, a menos que estos cambios se atribuyan directamente a la acción del gobierno.

Los experimentos a gran escala como el ORUS nos están permitiendo pasar del debate ideológico a la evidencia empírica sobre la renta básica. Los resultados muestran que esta política no es ni la panacea que algunos prometen ni la catástrofe que otros temen.

Una renta básica garantizada tiene efectos medibles: reduce modestamente la oferta de trabajo, principalmente en forma de menos horas, mientras aumenta el tiempo de ocio; alivia el estrés y la inseguridad alimentaria a corto plazo; y facilita un mayor uso de los servicios sanitarios. Sin embargo, no parece ser una herramienta eficaz por sí sola para mejorar la salud física a largo plazo ni para alterar las convicciones políticas profundas.

De cara a un futuro marcado por la inteligencia artificial, la renta básica se perfila como una política potencialmente crucial para proporcionar una red de seguridad y un suelo de consumo que mitigue el impacto de la disrupción laboral. No obstante, la evidencia sugiere que no podemos esperar que, por sí sola, impulse una reconversión masiva de los trabajadores desplazados. Su diseño e implementación deberán, por tanto, combinarse con políticas activas de educación, formación y fomento del empleo. El debate ya no es si la renta básica es una utopía, sino cómo diseñar una versión inteligente, financiable y adaptada a los desafíos de la era de la IA.


Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Qué es la renta básica garantizada?

Es un pago periódico que el Estado proporciona a todos los ciudadanos de forma individual, incondicional (sin exigir contraprestaciones) y universal (sin importar su nivel de ingresos o situación laboral).

2. ¿Por qué se propone la renta básica en tiempos de la inteligencia artificial?

Porque la IA y la automatización amenazan con eliminar un gran número de empleos. La renta básica se plantea como una red de seguridad para garantizar un nivel de vida mínimo a las personas que puedan ser desplazadas del mercado laboral y para darles estabilidad mientras se adaptan a la nueva economía.

3. ¿La gente deja de trabajar si recibe una renta básica?

La evidencia de los últimos experimentos a gran escala muestra que no. Se produce una reducción modesta en la oferta laboral, principalmente en forma de menos horas trabajadas a la semana, pero no un abandono masivo del empleo.

4. ¿Recibir una renta básica mejora la salud de las personas?

Los resultados son mixtos. Mejora la salud mental a corto plazo, reduciendo el estrés y la inseguridad alimentaria. Sin embargo, los estudios no han encontrado un impacto significativo en la salud física a largo plazo. Sí se observa un mayor uso de los servicios sanitarios.

5. ¿Cambia la renta básica las ideas políticas de la gente?

No de forma sustancial. Los estudios muestran que las actitudes políticas, la ideología y el comportamiento electoral son muy estables y no se ven alterados significativamente por recibir un ingreso adicional, a menos que este se perciba como una acción directa del gobierno.


Referencias

  • Broockman, D. E., Rhodes, E., Bartik, A. W., Dotson, K., Miller, S., Krause, P. K., & Vivalt, E. (2024). The Causal Effects of Income on Political Attitudes and Behavior: A Randomized Field Experiment (Working Paper 33214). National Bureau of Economic Research.
  • Miller, S., Rhodes, E., Bartik, A. W., Broockman, D. E., Krause, P. K., & Vivalt, E. (2024). Does Income Affect Health? Evidence from a Randomized Controlled Trial of a Guaranteed Income (Working Paper 32711). National Bureau of Economic Research.
  • Open Research. (2024). Project Proposal for Comments and Feedback.
  • Vivalt, E., Rhodes, E., Bartik, A. W., Broockman, D. E., & Miller, S. (2024). The Employment Effects of a Guaranteed Income: Experimental Evidence from Two U.S. States (Working Paper 32719). National Bureau of Economic Research.
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Santi Hernandez

Politólogo y divulgador científico. Creador de Política (con)ciencia

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