Los movimientos sociales han sido y siguen siendo actores fundamentales en la configuración de nuestras sociedades. Estas formas de acción colectiva canalizan el descontento, proponen alternativas y desafían las estructuras de poder establecidas. Este artículo explora qué son los movimientos sociales, distingue entre los movimientos sociales clásicos y los «nuevos movimientos sociales», y analiza su evolución e impacto en la arena sociopolítica.
Tabla de Contenidos
Los Nuevos Actores en la Arena Sociopolítica: Más Allá de Partidos Políticos y Lobbies
Para comprender los movimientos sociales, es útil situarlos en el espectro más amplio de la acción colectiva. Borge y López (2018, pp. 7-11) nos ofrecen una taxonomía que va desde los actores más institucionalizados hasta los más difusos:
- Grupos de Presión o Interés (Lobbies): Su objetivo principal es influir en las autoridades y políticas públicas en beneficio de intereses específicos (empresariales, profesionales, etc.).
- Organizaciones No Gubernamentales (ONG): Son independientes del Estado y suelen tener fines solidarios o de ayuda a terceros, aunque también pueden ejercer presión política.
- Organizaciones Temáticas (Grupos por Temas): Se crean para la promoción o defensa de una causa concreta, y pueden o no buscar influencia política directa.
- Movimientos Sociales: Son el foco de este artículo. Se definen como «una red interactiva de individuos, grupos y organizaciones unidos por unas creencias y unos valores comunes, que interviene con una cierta continuidad en el proceso de cambio social y político, y dirige sus demandas a la sociedad civil y a las autoridades mediante el uso prevaleciente de acciones de protesta» (Borge y López, 2018, p. 8). Vargas-Hernández (2008, p. 1) los describe como «una forma colectiva de acción para contestar a los abusos del poder económico y político el cual involucra procesos de auto conciencia para crear identidades humanas y sociales libres de dominación del Estado y del Mercado».
A diferencia de los partidos políticos, los movimientos sociales no buscan directamente el control del gobierno, y a diferencia de los grupos de presión, sus objetivos suelen ser más amplios y transformadores, no limitándose a la defensa de intereses sectoriales. Suelen operar con estructuras menos formalizadas y recurren con frecuencia a la protesta como herramienta.
¿Qué son los Movimientos Sociales Clásicos?
Los movimientos sociales «clásicos» o «viejos» son aquellos que surgieron principalmente durante los siglos XIX y principios del XX, en el contexto de la industrialización y la formación de los estados-nación modernos. El ejemplo paradigmático es el movimiento obrero, pero también se incluyen movimientos campesinos, nacionalistas o religiosos (Borge y López, 2018, p. 9).
Estos movimientos se caracterizaban por:
- Base Social: Fundamentalmente anclados en divisiones de clase (trabajadores vs. capitalistas) o en identidades nacionales o religiosas muy definidas.
- Objetivos: Principalmente centrados en la redistribución de recursos materiales, la conquista de derechos laborales y políticos, o la defensa de la identidad nacional/cultural frente al Estado. Buscaban cambios estructurales en la economía y la política.
- Organización: Tendían a desarrollar estructuras organizativas formales y jerárquicas (sindicatos, partidos obreros) para movilizar a sus bases y negociar con el poder.
- Ideología: Se articulaban en torno a grandes narrativas ideológicas como el socialismo, el comunismo, el anarquismo o el nacionalismo.
- Repertorio de Acción: Aunque podían usar la protesta, también buscaban la integración en el sistema político a través de la representación parlamentaria y la negociación colectiva.
El debate académico sobre estos movimientos, como señala Vargas-Hernández (2008), a menudo giraba en torno a la teoría de la movilización de recursos, que analiza cómo los movimientos sociales reúnen y utilizan recursos (humanos, financieros, organizativos) para alcanzar sus metas, y el paradigma de la identidad, que se enfoca más en cómo se construyen y mantienen las identidades colectivas que sustentan la acción. La distinción entre «viejos» y «nuevos» movimientos sociales es, de hecho, un debate tradicional en la literatura académica.
¿Y los Nuevos Movimientos Sociales (NMS)?
A partir de la segunda mitad del siglo XX, y especialmente desde los años 60 y 70, emergen los denominados «Nuevos Movimientos Sociales» (NMS). Estos surgen en el contexto de las sociedades posindustriales, el estado de bienestar y cambios culturales profundos. Borge y López (2018, p. 9) mencionan como ejemplos el ecologista, el pacifista, el feminista, el de derechos LGTBIQ+, el antirracista y el de solidaridad con el Tercer Mundo.
Vargas-Hernández (2008, p. 1) define los NMS como «luchas centradas en los campos de la producción [simbólica y cultural], los problemas de acceso al control de los medios de producción [de significado]». Son, según este autor, específicos de una sociedad postmoderna, aunque los temas que abordan puedan existir en otras sociedades.
Características Distintivas de los NMS
Siguiendo a Borge y López (2018, pp. 24-26) y Vargas-Hernández (2008), los NMS presentan rasgos distintivos:
- Valores, Temas e Ideología:
- Énfasis en la Identidad y la Calidad de Vida: A diferencia de los movimientos clásicos centrados en la redistribución material, los NMS priorizan cuestiones relacionadas con la identidad (género, sexualidad, etnia), la autonomía personal, la calidad de vida, la autorrealización y los derechos civiles y culturales. Vargas-Hernández señala que la escuela europea de pensamiento sobre NMS identifica la centralidad de los recursos de información y la producción de signos.
- Valores Posmaterialistas: Muchos NMS se asocian con el auge de valores «posmaterialistas» (Inglehart), que surgen en sociedades con un alto nivel de seguridad económica y se centran en la autoexpresión, la pertenencia, la estima y la calidad estética e intelectual de la vida.
- Crítica a la Modernidad y al Estado Tecnocrático: A menudo cuestionan los efectos negativos del desarrollo industrial, el consumismo, la burocratización y la intervención estatal en la vida privada.
- Nuevas Demandas: Temas como la protección del medio ambiente, la paz, los derechos de las mujeres, los derechos de las minorías sexuales y étnicas, y la solidaridad internacional se vuelven centrales.
- Estilo de Comportamiento Político:
- Preferencia por Formas No Convencionales: Aunque no exclusivamente, tienden a utilizar repertorios de acción directa, protesta, desobediencia civil y acciones simbólicas para ganar visibilidad e influir en la opinión pública (Borge y López, 2018, p. 25).
- Orientación Mediática: Son muy conscientes de la importancia de los medios de comunicación y buscan generar impacto mediático.
- Autonomía y Rechazo a la Burocracia: Suelen mostrar desconfianza hacia las instituciones políticas tradicionales (partidos, sindicatos) y prefieren mantener su autonomía organizativa.
- Acción Autorreflexiva: Los valores que defienden (participación, horizontalidad, no violencia) intentan reflejarse en su propia forma de organizarse y actuar.
- Estructura Interna de la Organización:
- Estructuras Descentralizadas y en Red: A menudo se organizan de forma más laxa, en redes flexibles y horizontales, con bajos niveles de formalización y jerarquía. Esto contrasta con las estructuras más burocráticas de los movimientos clásicos.
- Democracia Directa y Participativa: Privilegian la toma de decisiones asamblearia y la participación directa de sus miembros.
- Dilema Eficacia vs. Participación: Enfrentan la tensión entre mantener estructuras altamente participativas y la necesidad de ser eficaces en la consecución de sus objetivos, lo que a veces lleva a la emergencia de liderazgos o núcleos más organizados.
- Base Social y Cultural:
- Heterogeneidad Social: A diferencia de la base de clase de muchos movimientos clásicos, los NMS suelen atraer a participantes de diversos sectores sociales, aunque con una sobrerrepresentación de sectores con mayor capital cultural (estudiantes, profesionales de la «nueva clase media»).
- Importancia de la Identidad Colectiva: La construcción y afirmación de una identidad colectiva compartida es un elemento central. La teoría de la identidad, desarrollada por autores como Alberto Melucci (en Vargas-Hernández, 2008, p. 17), sostiene que un movimiento social es una red de interacciones informales basada en una identidad colectiva compartida, que se define interactivamente en relación con las oportunidades y limitaciones del entorno.
El Debate Teórico sobre los NMS
Vargas-Hernández (2008, p. 2) resume el debate contemporáneo entre los proponentes de los paradigmas de la movilización de recursos y los orientados a la identidad (o NMS). Mientras la primera se centra en los aspectos organizativos y estratégicos, la segunda enfatiza los cambios culturales, los nuevos valores y la construcción de identidades como motores de la acción colectiva. Autores como Alain Touraine y Alberto Melucci son figuras clave en el desarrollo de la teoría de los NMS, enfocándose en cómo estos movimientos son actores centrales en la formación de las sociedades posindustriales y cómo la acción colectiva se orienta a la producción de significados y la defensa de la autonomía personal y cultural.
Cuadro comparativo: Movimientos sociales clásicos vs Nuevos movimientos sociales
Movimientos sociales clásicos (ej. movimiento obrero) | Nuevos movimientos sociales (ej. feminismo) | |
Base social | Clivajes o divisiones (capitalistas vs trabajadores) | Heterogénea (a menudo con base de mayor capital cultural: profesores, nueva clase media,etc) |
Objetivos | Conquista de derechos, cambios estructurales económicos, etc. | Identidad, calidad de vida, valores posmaterialistas, etc. |
Organización | Tendencia a estructuras formales, jerárquicas y centralizadas | Estructuras descentralizadas, en red, horizontales, etc. |
Ideología | Grandes narrativas (socialismo, anarquismo…) | Temáticas específicas (crítica a la modernidad, al Estado…) |
Relación con el Estado | Búsqueda de integración con el sistema político | Desconfianza hacia la institucionalización, a veces presión política |
Formas de Acción | Huelgas, negociación colectiva, etc. | Desobediencia civil, uso de medios de comunicación, etc. |
Los movimientos sociales, tanto en sus formas clásicas como en las más recientes, son una manifestación vital de la participación ciudadana y un motor de cambio social y político. Los «viejos» movimientos, anclados en las grandes fracturas (o clivajes) de la sociedad industrial, lograron transformaciones profundas en términos de derechos laborales, sociales y políticos. Los «nuevos movimientos sociales», por su parte, han puesto en la agenda pública temas cruciales relacionados con la identidad, la calidad de vida, el medio ambiente y los derechos humanos, desafiando las lógicas puramente materialistas y las estructuras de poder tecnocráticas.
Si bien la distinción entre «viejos» y «nuevos» es una herramienta analítica útil, la realidad es a menudo más compleja, con movimientos que combinan elementos de ambos. Lo que permanece constante es su papel como canales de expresión para grupos y demandas que no encuentran suficiente eco en las instituciones políticas tradicionales. En un mundo cada vez más interconectado y enfrentado a desafíos globales, la capacidad de los movimientos sociales para articular identidades, movilizar recursos y generar presión sobre los centros de poder sigue siendo un indicador clave de la salud democrática y de las posibilidades de transformación social.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
1. ¿Qué es un movimiento social y cómo se diferencia de un partido político o un grupo de presión? Un movimiento social es una red de individuos y organizaciones que comparten creencias y valores, y que actúan colectivamente de forma sostenida para promover o resistir cambios sociales o políticos, a menudo usando la protesta. A diferencia de los partidos políticos, su objetivo principal no es competir por el control del gobierno. A diferencia de los grupos de presión, sus metas suelen ser más amplias y transformadoras, y no se limitan a defender intereses sectoriales específicos; además, suelen tener estructuras menos formales.
2. ¿Cuáles son las principales características que distinguen a los «nuevos movimientos sociales» (NMS) de los «clásicos»? Los NMS (ecologista, feminista, pacifista, etc.) tienden a centrarse en temas de identidad, calidad de vida y valores «posmaterialistas», mientras que los clásicos (como el obrero) se enfocaban más en conflictos de clase y redistribución material. Los NMS suelen tener estructuras organizativas más descentralizadas y en red, prefieren formas de acción no convencionales y simbólicas, y su base social es más heterogénea, aunque a menudo con un fuerte componente de la «nueva clase media» con alto capital cultural.
3. ¿Qué dice la «teoría de la movilización de recursos» sobre los movimientos sociales? Esta teoría se enfoca en los aspectos prácticos y organizativos de los movimientos. Sostiene que el descontento por sí solo no es suficiente para generar un movimiento; se necesitan recursos (dinero, personas, habilidades organizativas, acceso a medios, apoyo externo) y la capacidad de movilizarlos eficazmente. Analiza cómo los movimientos sociales actúan como actores racionales que gestionan recursos para alcanzar sus objetivos.
4. ¿Cuál es la importancia de la «identidad colectiva» en los nuevos movimientos sociales? Para muchos NMS, la construcción, afirmación y defensa de una identidad colectiva (de género, sexual, étnica, cultural, etc.) es un objetivo central y un motor fundamental de la acción. Teóricos como Alberto Melucci argumentan que la identidad colectiva es una definición compartida e interactiva que orienta la acción del movimiento y le da sentido, siendo un proceso continuo de negociación y definición frente a otros actores y al sistema.
5. ¿Cómo han impactado los NMS en la política y la sociedad contemporáneas? Los NMS han sido cruciales para introducir nuevos temas en la agenda pública (medio ambiente, derechos de las mujeres, derechos LGTBIQ+, paz, etc.), desafiar valores y prácticas tradicionales, y promover cambios legislativos y culturales significativos. Han fomentado nuevas formas de participación política, han diversificado el panorama de actores sociopolíticos y han contribuido a una mayor conciencia sobre cuestiones de justicia social, identidad y calidad de vida.
Referencias
- Borge, R., & López, J. (2018). Nuevas tendencias participativas en las democracias contemporáneas. Universitat Oberta de Catalunya.
- Vargas-Hernández, J. G. (2008). Nuevos Movimientos Sociales. V Jornadas de Sociología de la UNLP, La Plata. https://www.aacademica.org/000-096/138